Un artículo de Antonio Ramírez
Publicado originalmente en febrero de 2011
En mitad de los años 80 la versión oficial de la modernidad musical, que era incluso apoyada por el ministerio de cultura y la televisión gubernamental, se fundaba en que “lo más de lo más” era estar en la onda de la Movida madrileña. Ser transgresor, original, en fin, ser moderno, consistía en huir de cualquier vestigio de la música rock proveniente de los 60/70, que era considerada una rareza destinada a los inagotables y retrógados heavys y algunos snobs inclasificables que andaban por ahí. Ser moderno en 1985, por tanto, suponía abrazar con gusto cualquier pastelosa horterada con tal de que tuviera un mínimo de aspecto contracultural. Entre toda la fauna retro y variada que aun tenía el rock'n'roll como referencia, que aunque pocos aun resistían haciendo música eléctrica, estaban los Sex Museum.
Tras una primigenia etapa de clásico R&B o sonido mod y algunos cambios de nombre -al principio se llamaban “Psycho y los modernistas” y otros- fueron encontrando su sonido siendo ya Sex Museum, denominación con la que empezaron a rodearse de cierta reputación. Con la participación de los hermanos Miguel -voz- y Fernando Pardo- guitarra-, Marta Ruiz al órgano -siendo los tres el nucleo principal del grupo-, más Jose luis Hernandez “McCartney” al bajo y Pepe Rios y Jose Bruno ”Niño” alternádose a la batería, se van orientando rapidamente hacia un garage descarnado y directo, con un estilo bien definido dentro del revival que de este estilo hubo en los 80, con grupos como Miracle workers, Prisoners, The Cynics, etc. Poco a poco van dándose a conocer y logran incluir unos temas en un par de discos recopilatorios del género, como “Battle of garages vol. IV” de la mítica discográfica americana Voxx, que también incluía un tema de Los Negativos.
En 1987 editan por fin a través de la discográfica Fidias un LP, que será “Fuzz face”, con Fernando en la labor de productor, así como un single que incluía dos temas: “Sexual beast” y “Ya es tarde”. Esta última pieza, también incluida en el LP, pasa por ser la única canción interpretada en castellano en toda la discografía del grupo hasta hace muy poco. Según palabras de Fernando Pardo se trató de una autoimposición para poder optar a algo de promoción en las radios: “Eran otros tiempos, no había independientes para esta música ni ningún interés de la prensa; y ante todo no nos queríamos comer los 2000 discos que sacamos."
“Fuzz face” se ha convertido con los años en un disco mítico y muy preciado -musical y economicamente hablando-, no solo porque sea muy difícil de encontrar en su edición original -despues fue reeditado en el 92 por Animal records, versión también dificil de encontrar ya- sino porque representa los inicios de un grupo que con el tiempo ha variado bastante de estilo. Este es un trabajo directamente inspirado en el sonido del garage más primario de los Sonics y todo el punk de los 60. Muchos de los seguidores actuales de Sex Museum se sorprenden ahora de la diferencia, aunque, hay que decirlo, sea un grupo que para nada ha abandonado el gusto por el garage, algo que se nota en todos sus discos posteriores, simplemente le han ido añadiendo otras influencias más amplias. Así pues, este “Fuzz face” es muy aclamado a un nivel internacional entre los más militantes del garage, tal y como queda claro en el libro de Thimoty Gassen “The Knights of fuzz”, imprescindible para conocer el revival garagero y que contiene elogiosas palabras para este primer Lp de los Sex Museum. En 1988 se vuelve a ampliar su discografía con un split a medias con Los Macana, ahora a través de la discográfica Romilar D y que para muchos es el mejor disco garagero que se haya editado en España. A cada grupo le toca un cara, y por su parte los Sex Museum hacen cuatro cañeros temas, entre ellos dos versiones, destacando la estupenda revisión de “Mandrake root” de los Deep purple de la época Rod Evans.
En 1989 ya van despuntando, y aunque a un nivel de grupo de culto comienzan a tener más popularidad en un pais que poco a poco se va sacudiendo del muermo artificioso de la movida, aunque estemos hablando, por supuesto, de los ambientes más rockeros. Será otra vez Romilar D quien les edite ese año su segundo LP: “Independence”, junto a dos singles para apoyarlo, más una versión del disco en CD con nada menos que 5 temas extras, ediciones que a estas alturas son ya un tesoro para los coleccionistas.
Este es un segundo y formidable trabajo que marca una clara transición entre el garage de sus comienzos y un hard rock proveniente directamente de los primeros 70, muy tendente a lo psicodélico, potentísimo, con mucho más presencia del hammond de Marta Ruiz -que va demostrando gran destreza y aportando el sello que será característico del sonido Sex Museum- y una guitarra cada vez más versatil, agresiva y alucinante de Fernando. Tambien Miguel se ha soltado en la voz, ampliando mucho su registro en comparación con las primeras grabaciones.
Pero “Independence” es, aun así, un disco que sigue siendo sumamente garagero, de un sonido bastante crudo y directo, aunque se aventure a explorar otros sonidos provenientes de finales de los 60 y primeros 70. La base rítmica también interviene en la evolución del grupo, ahora mucho más pesada. Como hemos dicho el órgano y la guitarra se reparten más el protagonismo, complementándose muy bien. Ya en el del tema inicial del disco, “Friends”, se marcan un diálogo a la vieja usanza, alternándose ambos instrumentos durante unos minutos.
Este disco, por lo demás, también contiene temás más tranquilos -pero no por ello carentes de fuerza-. El tema que da título al grupo, segundo del disco, es un tema lento donde destaca la voz de Miguel, demostrando que cada vez canta mejor. Toco lo contrario, respecto a la velocidad, es “Voodoo house”, un tema de vertiginoso y salvaje garage, corte que gustan mucho de hacer todavía en directo. Muchos serían los temas a destacar, pero nos conformamos con señalar que entre las canciones extras del CD se encuentra una formidable versión de “Eighteen” de Alice Cooper, tema original de 1971, y que deja claro que el grupo está tomando un rumbo que poco a poco les aleja de sus inicios.
En 1991 ya están preparando otro disco, la formación ha vuelto a cambiar, ahora el bajo corre a cargo de Germán Sanchez. En la batería sigue Jose Bruno, llamado el “Niño”. Han abandonado Romilar D, sello que al parecer prefería centrarse en promocionar grupos que cantaban en castellano – y, por tanto, con más posibilidades de salir por la radio-. Por lo cual, sacarán este nuevo trabajo, “Nature's way”, a través del sello Fábrica magnética, que también les sacará un single. A la larga se verá que este sello tampoco les iba a apoyar lo suficientemente, con lo que el disco pasa muy desapercibido y el grupo decide abandonar discográfica otra vez. Con este disco, aparte de los problemas discográficos, bajan el nivel en muchos aspectos.
No obstante “Nature's way” no es un mal disco, de hecho contiene algunos temas formidables, pero por alguna razón está mucho menos inspirado que los anteriores, es en cierto modo más apagado. Aun siendo bastante potente y rockero, el equilibrio órgano/guitarra se ha roto a favor de la labor de Fernando, que en opinión del que esto escribe no logra la misma altura en la guitarra. Hay, por tanto, una brecha muy marcada entre este nuevo LP y el anterior. Suenan a un hard rock más convencional que no reserva muchas sorpresas.
Para mi gusto los temas más destacables son “Two sisters”, uno de los cortes más conocidos del grupo y que nunca falta en sus recitales, y “Liar”, potente tema que parece salido del “Fireball” de los Purple.
En 1992, Animal Records, sello recien nacido y dispuesto a promocionar a numerosos grupos de la incipiente escena independiente española, les reedita “Fuzz face” con una portada diferente y añadiendo un tema más, el incluido en el recopilatorio para Voxx: “Drugged personality”. No obstante algunas circunstancias personales hacen que el grupo altere su trayectoria: Miguel decide abandonar el grupo por una temporada -aunque vuelve a los pocos meses-, y ellos siguen sin él; Germán Sanchez es sustituido en el bajo por Pablo Rodas, quien se mantendrá en el grupo hasta hace muy poco; Marta y Fernando tienen a su hija Tábata con lo cual también deben frenar el ritmo de actuaciones; Jose Bruno se situa ahora al margen del grupo, prefiere considerarse un mero músico de sesión.
Pero una vez estabilizados de nuevo tras estos vaivenes se disponen en Noviembre de ese año a grabar su siguiente trabajo, que editan en 1993 -también con Animal records- con el titulo “Thee Fabolous Furry”. Tras un disco como “Nature's way”, algo fallido, este nuevo trabajo es como una muestra de renovado poderío, hasta el punto de que sea sin lugar a dudas uno de los mejores discos de rock editados en España. Con sendas versiones en vinilo y CD -en esta última falta el tema “Liar” por falta de espacio-, se trata de un disco doble en directo con 18 canciones, donde las diez primeras son sin público y las ocho restantes frente a un pequeño pero entregado número de asistentes.
En las diez iniciales canciones fueron incorporadas algunas pistas en estudio, pero aun así logran transmitir la frescura y el feeling del directo, “con todo el calor, improvisación e imperfección de un concierto en directo”, tal y como ellos mismos se expresan en la carpetilla del disco. No es un secreto que Sex Museum son un grupo que lo da todo en directo y el nivel de todos los temas, con público o sin él, es excepcional, recuperando y de hecho superando la fuerza del “Independence” para ir un paso adelante.
Marta vuelve de nuevo a intercalar y a enrollarse con su hammond entre los riffs de guitarra, eso hace que Fernando vuelva a recobrar su pulso y tenga vía libre para ofrecernos unos extraordinarios solos, con un punto más de acidez que llevan el sonido de Sex Museum a entrar de lleno en la hard psicodelia con temas como “Get radical” o “Big Sun”.
Miguel canta cada vez mejor, ahora apoyado además por Fernando en algunos temas y en unos coros cada vez mejor colocados. Hay variedad: en “Tabata's song” se marcan un tema instrumental muy blusero, y temas más lentos -pero vacilones- como “Mishu & Jatif”. En la parte con público destacan “Harmony in my head”, una guapa versión de los Buzzcoks, demostrando su apertura a nuevas y diferentes influencias, en este caso el punk melódico, pero siempre transformándolo en puro sonido Sex Museum. Sobre todas las demás, “Where i belong”, con más ocho minutos de verdadero enrolle entre los instrumentos, con una parte central que pareciera sacado del mejor momento de unos Grand Funk Railroad. Por cierto, autoeditan además un video de la parte del disco que tiene público y que sin contar con la calidad técnica de su último DVD es realmente interesante.
Por esta fecha Emi-Odeon reedita en CD el split con los Macana y el “Independence”. Por otro lado, desde hace un tiempo, Fernando anda detrás de la idea de montar un grupo de música Surf, estilo del que es ferviente seguidor. Con su amigo David Krahe graba en 1993 una docena de temas de los que solo se usarían algunos para un single. Pero aun falta un tiempo para que los Coronas cuajen y saquen su primer largo. En 1994 entra Kiki Tornado a la batería, que aportará un sonido potentísmo, sobretodo en directo. Por lo demás será este año un momento cumbre para el grupo, muy especial para ellos, pues Deep Purple los elige como teloneros para una gira por diversas ciudades de España.
Para colmo, en este mismo año, tras cambiar nuevamente de discográfica, sacan el disco “Sparks”, que en esta ocasión será a través de Roto records. Se trata de un gran disco que en cierta manera marca un momento intermedio en su carrera. Éste es de alguna manera más refinado, más melódico aun sin perder un ápice de fuerza, pues Kiki Tornado es una verdaera apisonadora a las baquetas.
Es sobretodo el disco donde Miguel demuestra el cantante que es, con todo su carácter y fuerza, pero explorando muchos más matices que hasta el momento. Su aportación a la calidad del grupo, cada vez más y más elevada, es enorme. También la labor de Marta al órgano se amplia mucho, dando a su sonido una deliciosa profundidad, sirviendo de contrapunto a la ya insuperable guitarra de Fernando. Será este el disco donde más se comparta el protagonismo de órgano y guitarra. En cierta manera es un disco que tiende aun más a la psicodelia y al desarrollo instrumental, como en la suave “Time killers word killers”, que despues empalma con “Find Meca”, un interesante tema instrumental dotado de un sutil toque de órgano, acústica y una guitarra slide de fondo que pone los pelos punta. Hay también otros temas temas enrollantes, como “It so easy”, que comienza suavemente para despues marcarse unos grandes cambios de ritmos, o “Love becomes nightmare”, impresionante tema que marca, en mi opinión, una de las cumbres de inspiración del grupo. “Sparks” es, asimismo, un disco de grandes homenajes. Por un lado, una versión del “Minnesota strip” de los Dictators, tema que tocan mucho en sus recitales, o la fenomenal adaptación estilo Sex Museum de “I am free” de los Who, incluyendo su apéndice “Underture” y sobretodo la revisión de “Black sheep” de sus adorados SRC, una verdadera maravilla.
Sin embargo tanta actividad se cobra factura. Están literalmente agotados y el grupo corre cierto peligro de autodesintegración. Actuaciones sin descanso, incluso giras por el extranjero. Para colmo, sacan otro disco más en el 95, que en cierta medida pasa algo desapercibido. Según las propias palabras de Marta Ruiz: “Lo que ocurrió fue que se nos juntó un poco con el trabajo anterior "Sparks". Sacamos "Sparks", hicimos por aquel tiempo la gira con Deep Purple, que fue un poco antes, y seguimos con "Sum", con lo que, para la gente, fue como si no hubiéramos sacado el "Sum", porque seguíamos tocando y... “...ah, pero, ¿habéis sacado un disco nuevo?”, la gente se enteraba en los conciertos y no tuvo demasiada repercusión por eso”. Por lo cual deciden tomarse un respiro, en el grupo se están abriendo brechas en cuestiones musicales que hacen peligrar la cohesión, algo que se intuirá en su próximo trabajo: “Sonic”.
Pero detengamonos en este “Sum”, su disco del 95. Es, en muchos sentidos, una clara continuación del “Sparks”, pero avanzando un paso en cuanto a potencia. Ya con la primera escucha se evidencia de que se trata de un disco mucho más abrasador, quizás porque Kiki Tornado ha logrado imponer su monolítico estilo al resto de la banda. Pero es un disco que reparte potencia a la vez que acidez, consiguiendo un sonido corrosivo que hace soltar chispas de los altavoces y que en directo se reflejará por esa época en unos conciertos de una intensidad brutal.
Aun así no faltan temas más relajados y melódicos, como “In this our life”, tema muy a la onda de los Doors, que sirve de contrapunto a cortes terriblemente cañeros como “Strange ways” o “Messing with you”. En suma, un disco imprescindible y absolutamente vitamínico. En la versión CD se añade además cuatro temas sorpresa, provenientes del Covers EP, cuatro versiones donde destaca, para mi gusto, la brutal “Bubble Gum” de Kim Fowley, donde Fernando se marca unos maravillosos punteos de guitarra ácida. El grupo sigue arrastrando probelmas y tras la gira del “Sum” hay una nueva desbanda que dura más de un año y medio.
Los miembros se diseminan en proyectos paralelos: Miguel saca un single con un proyecto de R&B más clásico, Fernando sigue con Los Coronas, que por esa época ya han sacado un estupendo CD de música surf. Así mismo se embarca con los Wonderboys, una formación más orientada al punk rock, demostrando ser un tipo muy versatil y con una capacidad de trabajo asombrosa. Pablo Rodas toca con el grupo TEA, y Marta se lanza a explorar por su cuenta los sonidos electrónicos, algo que despues se notará en su estilo de tocar el órgano y la incorporación de secuenciadores.
Tras este prolongado parón de la formación principal vuelven a unirse y a través del 98 van indagando material para editar un nuevo disco. Deciden repartir más las tareas entre todos y escribir los temas más colectivamente. En las letras en inglés les asesora -y seguirá en lo sucesivo- Rusty Conway. Como Marta incorpora una orientación mas electrónica todos deciden explorar ese campo.
Será en el Festimad 99 donde se presenten como Sex Museum 2000, con un repertorio mucho más orientado a la tecnología. Causan impresión frente el numeroso público del festival.
Sin embargo, en su próximo disco del 2000, “Sonic”, editado por Locomotive -que además reeditará discos anteriores- y para alivio de muchos fans, el sonido se vuelve más rockero; mantienen cierta inclusión de tecnología, pero sin dejar de ser un grupo de potente y directo rock, en esta ocasión más cercanos a unos Monster magnet que a referencias setenteras anteriores. Sonic es un disco que puede decepcionar a muchos seguidores de su etapa media, que sin duda es la que le aportó el grueso de sus seguidores a partir de mediados de los 90.
Quizás son demasiados estilos en un solo disco, pues hay de todo: psicodelia, surf, hard, garage, todo envuelto en los nuevos sonidos incorporados por Marta. Contiene de todas maneras grandes temas: “ Let's go out” o “I walk alone”, pero éste disco, junto a Nature's way” puede considerarse en cierta medida un paso en falso, al menos desde el puntop de vista de muchos de sus fans, quizás necesario para desarrollarse musicalmente, pero que se cobra factura en cuanto a la opinión de su público más fiel. Algo que se evidencia en el hecho de que en su posterior disco recuperan nuevamente el sello que les caracterizaba, con un album mucho más rockero.
Eso será en 2002, cuando saquen “Speedking”, nuevamente con Locomotive. Un disco extraordinario que fue grabado casi en directo -excepto la voz y algunas tomas de guitarra- lo que se transmite en el resultado. Cuenta con la incorporación de Loza, ex-Sobrinus, a la batería, cambio que se demostrará positivo, siendo un músico más versátil que Kiki Tornado, menos contundente, pero con más posibilidades.
Es nuevamente un disco que vuelve la mirada al hard rock primigenio, al garage y la psicodelia más guitarrera. Para dejarlo claro tocan la versión del incombustible “Speedking” de los Purple, que incrementan en potencia, si eso es posible. Más cercano al “Sum” que a cualquier otro disco anterior es, sin embargo, una clara muestra de la evolución del grupo hacia el llamado sonido stoner rock.
Las experimentaciones del “Sonic” no han sido en vano y Marta logra encontrar un punto medio a su órgano Hammond ampliándolo con otros sonidos. Aun así las guitarras son las protagonistas, con un increible Fernando sacando partido de sus pedales. Miguel vuelve a hacer un gran trabajo y en temas como “Huxley” se sale. El grupo se muestra extraordinariamente compacto y sabe sacar todo el fruto de esto. Brutales los temas “Red ones” o “Landlords”.
Es un disco buen disco, una recuperación de su fuerza, pero también plantea un dilema para el grupo sobre hacia donde seguir. Sex Museum sigue sin ser un grupo de fama a unos niveles comerciales, pero aun asi tienen amplia repercusión, es evidente que existe cierta presión en cuanto a seguir su libertad creativa o satisfacer a sus fans más acérrimos. Así pues, se toman la cosa con más tranquilidad, aunque siguen sucediéndose las actuaciones, aquí y en el extranjero.
Los coronas sacan nuevo disco en el 2003 -también con Loza- y Fernando se ocupa cada vez más de producir a nuevos grupos de la escena del pais: Rip KC, Mermaid, Bummer, Smoking bird, etc. Tienen la fama de tener el mejor directo del país y ellos lo demuestran editando en 2004 “Fly By night”, un excelente “live“ que de alguna manera supone un antes y un después en la trayectoria de la banda.
Este disco está compuesto por muchos de sus temas más representativos y de sus versiones preferidas, pero tocadas con arreglos nuevos, siendo una buena oportunidad de escucharles interpretar algunos viejos temas con una renovada mentalidad. Algunos verán en este doble disco el “Made In Japan” español y con seguridad es uno de los mejores directos grabados en España.
En la gira de presentación de este disco incluso cruzan el charco para llegar hasta México. A comienzos de 2004 media formación de Sex Museum participa en un homenaje en directo a Thin Lizzy, y lo que iba a ser un proyecto esporádico para esa ocación termina por cuajar en una nueva banda: The Thunderbolts, grupo compuesto, además de Miguel y Fernando Pardo, por miembros de Bummer y The Dictators (incluyendo a Roos The boss guitarrista de Manowar en los 80).
La cosa desemboca en un disco con temas propios y tres versiones (dos de Thin Lizzy y una de The Dictators). Pero hay que decir que este grupo se aleja bastante del sonido de Sex Museum para adentrarse en un rollo mucho más clásicote, pero eso no quita que sea un disco muy interesante y tengan un directo demoledor. En 2006, tras una etapa de cierta inestabilidad y estancamiento creativo, que se disipa con la entrada de Javi Vacas (también bajista en La Vaca Azul), Sex Museum decide dar un nuevo giro a su sonido. Hartos de ser relacionados con el estilo stoner comienzan a idear temas mucho más livianos y bailables que terminarán por ver la luz en su último disco editado: United.
Y entre una cosa y otra este es un trabajo bastante especial, ya que ha supuesto una apuesta arriesgada de Sex Museum en cuanto al camino que debían seguir. Y como para todo grupo que tiene seguidores muy fieles, toda decisión de esa naturaleza puede traer decepciones. Pero ante todo hay que decir que si lo que ha primado es la libertad creativa no hay nada que objetar, otra cosa será los gustos de cada uno respecto al resultado.
Con este disco sabían que podían no gustar a muchos de sus fans más rockeros, pero aun así no se han echado atrás. Por lo demás, United también es un disco especial porque incluye el primer tema cantado en castellano en muchos años, se trata una versión de “Unidos”, el popular tema de los Parálisis Permanente, grupo estandarte de la movida madrileña más subterránea. No obstante United no deja de ser un disco de Sex Museum y por ello es evidente que incluye temas muy potentes que podrían haber estado en sus discos anteriores sin problemas. Fernando ha bajado la intensidad de su guitarra y sus solos son más cortos (lo cual es una pena para el que escribe), algo que se nota mucho. Pero hablando claro, quizás el problema radica en que han planteado esta “nueva etapa” de una manera algo radical, presentando el disco al público con un video y un single descaradamente comercial y demasiado alejado del sonido que les caracteriza... ¡y eso asustó a muchos de sus fans!
Pero pasemos a analizar el disco. Se abre United con “Ghost without a will”, un pegadizo corte a medio camino entre lo nuevo y lo viejo de Sex Museum, con un ritmo bastante bailable y los teclados de Marta flotando de forma fantasmal, pero también con un poderoso riff de guitarra y una base rítmica muy compacta. Miguel canta en este disco como nunca, a estas alturas es con seguridad uno de los mejores cantantes de este país y en este tema concretamente lo borda. A continuación llega “I' ve lost my Faith (in you)”, corte algo más machacante y nuevamente con un riff abrasador de Fernando. Pero ante todo destaca el trabajo al órgano de Marta Ruiz, con un pasaje muy currado en el centro. “Madrid” tiene cierto aire punk, pero en la práctica es bastante suave. Pero otra cosa es “Mother Nature”, uno de los mejores cortes del disco, con bastantes cambios de ritmos y una linea vocal mágnifica de Miguel Pardo, que suena muy teatral y grandilocuente. En este tema saben combinar fuerza y lirismo a la perfección, sobretodo por el buen trabajo de órgano y su combinación con la guitarra. Sigue subiendo el nivel con “I won't go back”, un trallazo algo más acelerado, pero al igual que el anterior corte tiene repartida fuerza y melodía a partes iguales, con un ritmo llevado a la perfección por Loza y Vacas, imposible no dejarse contagiar. “The Distance (Despedida a la francesa)” es un corte melódico muy bien hecho, una canción de desamor donde destaca el órgano de Marta Ruiz. Pero si esta muestra de melosidad puede dejar buen sabor de boca, no ocurre así con “I enjoy the Forbidden”, un corte demasiado comercial y que no pega ni con cola con la totalidad de la discografía de Sex Museum. Pero lo que podría haber quedado en anécdota toma demasiada trascendencia debido a que se ha tomado como single y ademas se ha presentado en video, lo cual es sorprendente.
En fin, ellos han decidido eso y debemos aceptarlo. “Outrageous Woman” es mucho mejor canción, con un delicioso aire funky llevado a la perfección por la batería de Loza y el bajo de Vacas. Destaca además la guitarra de Fernando que en este tema se suelta más, pero es una pena que no lo haga más a lo largo de todo el disco. “Talk about the Good Times” es otro corte muy bueno, bastante alegre y que te empuja a bailar. Grande el órgano de Marta Ruiz una vez más y unos coros muy acertados. “Something for real” es mi canción preferida de todo el disco. Alucinante la guitarra de Fernando, pero es una pena que el tema dure cuatro minutos, pide a gritos un desarrollo más largo (mucho más largo!!)) que hubiera hecho de esta canción de las mejores de toda la discografía de Sex Museum.
Se nota que ultimamente se han estado fijando en Neil Young ( en sus últimos directos tocan una versión suya) y aquí la guitarra de Fernando expira toda su magia. Además Miguel canta estupendamente apoyado por unos buenos coros. “Unidos” suena impresionante, y quizás sirve como ejemplo de las posibilidades de Sex Museum para hacer sus temas en castellano en un futuro. Es evidente que es dificil hacer rock en nuestro idioma pero Miguel supera la prueba a la perfección. Así pues, un deslumbrante cierre para el último disco del grupo hasta la fecha.
Tras este disco nos ha llegado 15 hits that never were, una colección de temas muy especial, pues se trata de un recopilatorio de temas seleccionados entre sus últimos discos (para los discos más antiguos tienen problemas legales al parecer) y que han sido regrabados para la ocasión con diferentes arreglos. Entre estos temas hay uno nuevo que suena francamente bien y potente, quizás sea un adelanto de por donde van a tirar en un futuro, o quizás no, pero sea como sea estaremos a la expectativa con lo que tengan que ofrecernos en adelante, y sin duda contarán con nuestro apoyo incondicional.
Y tras una espera que ya comenzaba a hacerse demasiado larga llegó un nuevo disco, Agian & Again, esta vez ha sido editado por Tritone records, el mismo sello por el que sacan discos Los Coronas. Se mantiene la formación: Miguel Pardo a las voces, Fernando Pardo a la guitarra, Marta Ruiz órgano y teclados, Javier Vacas al bajo y Roberto Lozano a la batería. La grabación ha tenido lugar en el estudio Infinity de Madrid a finales del año pasado y la remasterización a corrido a cargo de John Golden. Ha sido editado en CD digipack y también mediante una edición limitada en vinilo para coleccionistas.
Ya a las primeras escuchas se nota que estamos ante un gran disco, quizás el mejor en un sentido global desde que grabaron el Sum, quizás porque estilísticamente han recuperado una sencillez y una inmediatez tanto en sonido como en actitud que podía haber quedado un poco ocultada en los últimos tiempos. Son temas muy directos y reconocibles en la herencia del hard rock de toda la vida, tras varias escuchas descubres que ya te han atrapado sin necesidad de efectismos ni fuegos artificiales como si de un sonido directo se tratara, pero grabados con el cuidado que posibilita el estudio.
Han conseguido un buen punto medio entre su sonido más reconocible y una cierta modernización, los ingredientes de siempre están ahí: The Who, hard rock de los 70, garage, algo de punk y pop... pero desde una perspectiva que me recuerda a cosas modernas como pueden ser The Movements por citar un grupo más o menos afín. En general percibo que han rebajado un poco la intensidad guitarrera para dar más prioridad al órgano, aunque evidentemente la guitarra de Fernando sube el volumen al máximo cuando es necesario; veo a Javier Vacas más compactado a la batería de Loza. Pero sobretodo pienso que Miguel sigue demostrando ser uno de los mejores vocalistas de este país.
Abre este disco “I'm Falling Down”, un tema bastante contenido en cuanto a intensidad y construido en torno a una buena melodía, pero a partir de la mitad de su minutaje la cosa sube mucho de intensidad. Llega a continuación “Some Other Bar”, con una linea de órgano como base para un tema que pienso es de los platos fuertes del disco, con un ritmo muy vacilón y una guitarra haciendo un excelente trabajo en combinación con el órgano. El tercer tema es el que da título al disco, se trata de un corte rápido con reminiscencias garageras donde destaca un riff de guitarra imparable y contagiosa. Pero tras este subidón llega “Seven Days”, otro pepinazo de guitarra/órgano en la mejor tradición de Sex Museum, con una linea vocal dura y repetitiva, sin duda un grandísimo corte. Bajamos solo un poco de intensidad con “Let Me Go Home”, otra excelente canción que para mi ha entrado directamente entre las mejores de toda la carrera de Sex Museum, aunque debo unirla en ese sentido a “Save Your Soul”, un trallazo garagero y guitarrero que hará que muevas la cabeza sin parar. Estos cuatro temas seguidos son toda una ración de electricidad que deja muy buen sabor de boca. “Keep Running” es un tema suavito en comparación con lo anterior, pero es solo un respiro para entrar con “Can You Stand My Love”, nuevamente en la pura esencia Sex Museum de combinación de órgano y guitarra. “Masterplan” baja nuevamente un poco el acelerador, es un tema muy melódico apoyado con coros. Como en una taquicardia subimos de golpe de nuevo con “Go Go rocker”, otro trallazo de espíritu garagero donde el órgano se lleva casi todo el peso. Cierra el disco “Go Around”, el más largo del disco con casi diez minutos de duración, es un estupendo corte con un toque psicodélico y de más largo alcance, con un ritmo hipnótico y plagado de efectos de teclados y una guitarra muy distorsionada.
Un cierre de alto nivel para un disco que estoy seguro encandilará a los fans de Sex Museum más fieles, pero que también atraerá a un nuevo público en busca de hard rock de calidad hecho en estos momentos. Sex Museum demuestra estar en un momento óptimo, este disco revitaliza su posición en un undeground algo tocado (más, si cabe) en los últimos tiempos. Se mantienen como un totem en mitad de la siempre precaria escena rockera de este país. ¡Y que sigan!
Este artículo puede reproducirse sin ánimo de lucro y siempre citando autor y fuente.
El otro día en Estepona tocando las canciones del principio me parecieron increibles, nunca había visto un grupo español asi, buenísimos. Había oido hablar de ellos pero nunca los había visto. Y el artículo, acojonante, enhorabuena.
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