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martes, 19 de junio de 2012

Colour Haze

Un artículo de Antonio Ramírez
Publicado originalmente en la web Mentes de ácido en 2009




    Europa es, en estos momentos, un hervidero de formaciones vinculadas a la tradición psicodélica. La irrupción del stoner rock importada desde USA a mediados de los años 90, sobretodo impulsada por bandas como Kyuss o Monster Magnet, hizo que muchas bandas jóvenes europeas pusieran su mirada en la psicodelia y el hard rock de los 60/70, dando lugar a un renacer de ciertos sonidos y formas de entender la música rock que se habían dado por olvidados. Lo más interesante de este movimiento tan difuso y variado (mezcla de heavy de los 80, doom, psicodelia, hard rock setentero, etc), es que casi siempre se ha mantenido al margen del gran mercado discográfico, con lo cual los sonidos se han ido mezclando con una libertad sorprendente en un mundillo que hasta finales de los 80 se había mostrado demasiado cerrado, algo debido seguramente a intereses comerciales que sin embargo en el submundo del stoner no tenían tanta importancia.
    En esta escena underground europea, los alemanes Colour Haze se han consolidado como una de las bandas más interesantes. Su evolución desde sus primeros trabajos sirve de perfecto ejemplo de libertad creativa, y sus discos, a la larga, están marcando un camino a otras muchas bandas vinculadas al stoner rock. Ahora acaban de editar un nuevo disco, lo cual nos parece una perfecta excusa para dar un repaso a toda su discografía al completo. Colour haze se forman en Munich en el verano de 1994. La banda inicial estaba compuesta por Stefan Koglek, a la guitarra y voz, Tim Hofer a la batería y Christian Wiesner al bajo. En esos primeros pasos practicaban una mezcla de doom y rock setentero de bastante peso que les acercaba a los sonidos de algunas bandas doom de culto como Saint Vitus o Trouble, aunque evidentemente salvando las distancias. Todos provenían de bandas anteriores que habían surgido del mundillo underground alemán del punk y el hardcore experimental como Organized Noise o Surface Tension y que habían tenido una relativa repercusión. Después de darse a conocer tras un año de conciertos y conocer cierta evolución musical logran editar en 1995 su primer CD, Chopping Machine, mediante un pequeño sello de Munich, David Records. La tirada es de mil ejemplares y pronto tiene una buena acogida en la prensa musical especializada, pero las ventas son desastrosas, sobretodo debido a una distribución casi inexistente que les condena a seguir siendo unos desconocidos más allá de un círculo muy pequeño de seguidores.


    Por lo demás, Chopping Machine es un aceptable disco debut si tenemos en cuenta que fue grabado en unas condiciones muy modestas. Era bastante original para su momento y ya deja ver el potencial de Colour Haze, aunque también es evidente que es un trabajo aun poco definido. Las influencias del doom rock aun están presentes, sobretodo en algunos ritmos lentos y densos, pero que están pasados por cierto regusto esquizoide a lo Neurosis. También se deja ver el variado interés del grupo por sonidos progresivos, el kraut rock o la psicodelia más guitarrera, y por otro lado se nota la irremediable influencia de lo que venía de la escena anglosajona de esos momentos, especialmente de bandas como Kyuss o Melvins.

    El resultado es francamente oscuro y mucho menos refinado que otros trabajos que vendrían después, podríamos decir que de una agresividad muy teñida de punk, tal y como solía ocurrir con muchas bandas de rock los 90. Como hemos dicho no es un mal disco, pero se nota mucho que todavía están en proceso de encontrar un sonido personal. 
De igual manera Stefan Koglek, alma mater del grupo, aun no demuestra del todo su talento con la guitarra eléctrica y su voz deja bastante que desear. Si hubiera que destacar algún tema me quedaría con “Subversive”, el largo corte de más de catorce minutos que abre el disco y que se va desarrollando lentamente (sin duda, este tipo de estructura progresiva será una de las marcas de fábrica de Colour Haze en el futuro) para entrar de golpe un riff maquinal y cortante, además dividido en varios cambios de ritmos, que recuerda a la etapa 1973-74 de King Crimson. También “Sometimes” o el que da título al disco son temas destacables. Sin embargo la calidad es algo irregular y en general es un CD que llega a sonar monótono y poco pulido pese a las buenas intenciones. Este disco les dio la oportunidad de recorrer (a duras penas) toda Alemania durante 1996, ofreciendo numerosos conciertos en locales pequeños. Intentan aprovechar al máximo este impulso y en cuanto pueden graban otros temas nuevos que irán incluyendo en diferentes recopilatorios. 
     Pero la banda no tiene suficiente cohesión y el entusiasmo se desinfla rápidamente, por lo que 1997 es un año casi muerto para Colour Haze. Tim Hofer decide en ese momento abandonar el barco. Mientras buscan un nuevo batería entra en la banda un nuevo cantante, Felix Neuenhoff. Con esta nueva formación (los baterías se van turnando por un tiempo sin encontrar uno fijo) van creando nuevos temas, algunos de los cuales se registran. Sin embargo Christian deja repentinamente el grupo en agosto del 98 dejándolos de nuevo paralizados. Pero afortunadamente la situación no dura demasiado, provenientes de otros grupos que Stefan conocía de las cercanías de Munich, entran Manfred Merwald a la batería y Philipp Rasthofer al bajo, siendo esta la base rítmica permanente de Colour Haze hasta el momento, además de un ingrediente crucial en los logros musicales del grupo. En ese año graban una demo que será distribuida en 50 CD-r y que está titulada como Seven. 
Ésta maqueta presenta una clara evolución hacia el sonido que en ese momento se roconocía como stoner rock. Es una grabación sembrada de riffs mucho más rockeros y rápidos, donde Stefan se luce más con unas guitarras que suenan muy a lo Hendrix. La sombra de Kyuss es alargada y estos nuevos temas no ocultan en lo más mínimo su influencia. No es un mero plagio, pero Seven no es precisamente el colmo de la creatividad, sumándose así a una oleada de grupos de segunda generación que beben del stoner sin plantearse demasiados riesgos musicales (algo que por otro lado es comprensible, ante todo se trataba de grupos formados por fans que deseaban emular a sus ídolos, no inventar nada). Aun así esta demo contiene buenos temas que gustarán a cualquier fanático del stoner más típico. Que yo sepa no ha sido reeditada en otro formato, salvo en ediciones piratas y lo que corre por internet, por lo cual no forma parte de la discografía oficial del grupo. En todo caso sirve como un buen documento para observar la evolución de Colour Haze y del stoner rock en general. Tras sacar esta demo Felix deja el grupo. Stefan decide entonces volver a asumir las funciones de cantante tras dos años descansando la garganta. 
    Parece que estos cambios son para bien y en unos meses se va estableciendo un buen equilibrio con esta formación de trio. Trabajan visiblemente más relajados y los resultados son prometedores. Juntos crean un montón de nuevos temas que en octubre de 1999 dejan registrados en lo que será una nuevo demo, Periscope, que repartirán en una edición de 100 CD-r. Esta nueva maqueta puede considerarse como el primer trabajo destacable de Colour Haze, su primera grabación verdaderamente personal, en la que empezarán a reflejar su particular estilo. Después, unos años más adelante, sería reeditada en formato vinilo y CD (con un tema extra) con algunas partes regrabadas, lo que demuestra cuanto aprecian esta grabación, ya que pasa de esta manera a engrosar la discografía oficial. 



    Pese a que no está grabado en las mejores condiciones, Periscope presenta ya ese especial carácter de los mejores discos de Colour Haze, con esa mágica mezcla entre parsimonia, sutileza y fuerza. La cohesión conseguida entre los tres músicos es evidente, demostrándose la gran calidad y autonomía de una base rítmica con cierto espíritu jazz respecto a una guitarra cada vez más poderosa. Stefan igualmente dibuja fligranas como se desparrama en pantanosos riffs de una densidad extrema. Mientras tanto, el bajo y la batería llevan todo el peso, pero también se permiten muestras de creatividad. Kyuss y ahora los primeros trabajos de QOTSA siguen siendo un referente inevitable, pero se suman otras influencias como el rock ácido de Motorpsycho, grupo que será un referente importante, la experimentalidad con los ritmos de Can y otros grupos del krautrock, o los tiempos y atmósferas de los Pink Floyd de los primeros 70. Así, Colour Haze incorpora a la corriente stoner rock un espíritu más instrumental que los aleja de los temas tan directos de otras bandas como Fu Manchu o Dozer . Prefieren acercarse al space rock y la psicodelia, aunque sin dejar de ser muy potentes y densos. Stefan no es un gran cantante (aunque mejorará mucho con el tiempo) y se nota claramente que su mayor preocupación es desarrollar los temas como tirando del hilo, en este caso un riff principal que se va desarrollando poco a poco, consiguiendo cortes muy hipnóticos y frescos que contienen el espíritu las mejores sesiones jams.
    Es, por supuesto, un disco aun mejorable, que aun arrastra cierta inseguridad en su ejecución, pero también es mucho más regular y todos los temas son de un nivel de calidad similar. Por destacar alguno me quedaría con “Always Me”, potentísimo tema que engloba todas las características que han hecho tan grandes a Colour Haze, aunque quizás todavía de forma germinal, especialmente por sus riffs atípicos y unas melodías verdaderamente originales. También el que cierra la re-edición en LP, “Periscope (Breit Return)”, es un tema instrumental excepcional, con un trabajo de guitarra admirable durante todo su minutaje y una base rítmica que no se queda atrás, especialmente en las estupendas lineas de bajo de Rasthofer. 
   Viendo que el grupo empieza a dar mucho de si Manfred y Philipp deciden por fin mudarse a Munich para dedicar más tiempo al grupo, lo cual aporta aun más estabilidad al proyecto. Con este espíritu graban nuevos temas en el 2000 de lo que sería CO2, su próximo disco. Tras editar 100 copias en CD autoeditado, deciden también arriesgarse con una serie de pequeñas tiradas en vinilo y se esfuerzan por buscar distribución a través de infinidad de fanzines, locales de conciertos y la infinidad de páginas de internet que sustentan el fenómeno subterráneo stoner, consiguiendo en poco tiempo un aluvión de pedidos y un buen montón de nuevos contactos y amigos en el mundillo. Pero sin duda el empujón definitivo viene cuando participan en el Burg Herzberg, el mayor festival hippie de Europa. Allí la respuesta del público es contundente, Colour Haze gusta a los forofos de la psicodelia y los desmadres lisérgicos. Con este éxito logran que un nuevo sello especializado en stoner rock, Monsterzero, se decida a re-editarles el disco en CD, que esta vez es distribuido más eficientemente. El resultado es que poco después se ha agotado tanto la edición en vinilo que había hecho el propio grupo, como la versión en CD de Monsterzero, quedando claro que Colour Haze hace furor entre las filas de los "stonerheads".



    Musicalmente Co2 es una vuelta de tuerca al sonido que hasta ese momento estaba haciendo Colour Haze. Se alejan cada vez más de la escena stoner más típica, para adentrarse a un terreno todavía más más personal. La sempiterna influencia de Kyuss se va disipando y el grupo tiene puestas sus miras en las bases del hard rock de los 70: Hendrix, Buffalo, Hawkwind y otros muchos grupos pioneros que todavía tienen mucho que aportar a la escena actual. Stefan ha mejorado mucho con la voz, lo cual le permite modular más aun las melodías que salen de su cabeza, creando unas canciones cada vez más complejas y ambiciosas. Su guitarra, de igual manera, está llegando a unas altas cotas de calidad, permitiéndose experimentar con unas texturas eléctricas exquisitas, y especialmente fabricando unos solos que cada vez suenan más emocionantes. 
    Parece que como trío han aprendido la lección de tantas grandes bandas del pasado y empiezan a ser insuperables en ese formato, demostrando que no hace falta mucha gente para producir rock de alto voltaje. No por casualidad su sonido en directo se labra una gran reputación que les va aportando cada vez más audiencia. A destacar de este disco la inmensa “Motormind”, un medio tiempo muy bien construido a través de un monolítico riff de guitarra y una base rítmica salvaje que llega hasta la médula. “Co2” el largo corte casi instrumental que cierra el disco es, igualmente, un tema magistral que va desarrollándose en etapas que suben y bajan en intensidad con paciencia. Por su parte “Alright” es un corte fenomenal, de una estructura más rockera y directa que me recuerda mucho a grupos de hard rock ácido como Damnation o Third Power, aunque pasado por el siempre especial filtro de Colour Haze. El año 2001 está pleno de actividad para el grupo, que vuelven a recorrerse Alemania e incluso salen a Bélgica para participar en algunos festivales. Surgen nuevos fans por todos lados y a sus conciertos vienen gente desde cientos de kilómetros de distancia. En estas condiciones inmejorables MonsterZero les ofrece la oportunidad de editar un nuevo disco. Este sería Ewige Blumenkraft , lanzado en una edición de lujo en doble LP y que poco después en versión CD digipack. 



    Si Pericope suponía el verdadero inicio creativo de Colour Haze, Ewige Blumenkraft es el primer gran disco de Colour Haze, una auténtica joya de la psicodelia guitarrera moderna. Con una sola escucha se constata que ya han conseguido un pulso verdaderamente propio que les convierte en uno de los mejores grupos de rock del momento y un modelo obligado para infinidad de nuevas bandas que van surgiendo a principio de siglo XXI del inmenso de cultivo que es la escena stoner rock. A partir de este momento Colour Haze se separa bastante de la corriente principal para re-inventar su sonido con ingredientes cada vez más diversos.
     Es evidente que las influencias siguen ahí, al fin y al cabo no ocultan que vienen de una tradición musical reconocible, pero es su manera de digerir sus referencias creando nuevas coordenadas y matices loque les hace espaciales, aireando de esa manera en un estilo que estaba ya se estaba congestionando. En este disco Colour Haze parece extraer su música de la pura electricidad. De un muro de sonido de tonos grabísimos van surgiendo melodías y ritmos que se concretan en canciones definidas. Stefan cada vez canta mejor y se atreve con más melodías, lo cual se conbina con la terrible fuerza de la música, dando como resultado temas muy fuertes, densísimos, pero emocionantes a la vez. Me atrevería a decir que todos los temas de este disco son buenos, pequeñas obras maestras, con infinidad de detalles que extraer de sus muchos minutos, con lo cual se me hace complicado destacar un tema sobre otro ya que todos me gustan casi por igual. “Freakshow”, tema que inicia el disco es un corte rápido y muy contundente, con un trabajo de batería estupendo y un solo de guitarra en su centro que corta la respiración por su intensidad. “Almost Gone” es un medio tiempo construido sobre un riff atípico, de los que al grupo les gusta tocar con espíritu muy progresivo. En este tema se permiten cantar los coros en falsete, contrarrestando así la mucha energía puesta en movimiento, lo cual queda bien y lo volverán a usar en discos posteriores. “Smile 2” es un tema que se apoya en un mejestuoso trabajo de batería y bajo, demostrando que Colour Haze no es solo Stefan Koglek. “Self” es mi tema preferido, con una melodía vocal muy bonita y combinada con una guitarra simplemente salvaje. También es necesario destacar el pedazo de versión que se marcan del “Freedom” del mítico grupo australliano Buffalo, referencia constante para este grupo y que aquí homenajean muy dignamente. En 2002 sus discos son ya distribuidos por muchos paises de Europa, incluyendo España, y de otros continentes como USA y Japón. La prensa especializada internacional les considera el grupo más importante de Alemania y uno de los mejores de toda Europa. 
    Ese año, además de trabajar en la reedición de la demo Periscope (que es la edición que comentamos más arriba), tocan en gran cantidad de festivales europeos. Tenían previsto una gira por España, pero es repentinamente cancelada, con esto sacan tiempo para grabar nuevos temas para su próximo disco. Al iniciarse el 2003 Stefan decide fundar su propio sello. Harto de tener que tratar con terceros y creyendo que el grupo no es lo suficientemente promocionado, más allá de unos círculos demasiados especializados, crea el sello Elektrohasch, con la idea de editar y promocionar los discos de Colour Haze y apoyar a otros grupos que le gustan. Stefan se aplica con intensidad a este nuevo proyecto y pronto se convierte en uno de los mejores sellos europeos, de una importancia capital en estos momentos para la promoción de la psicodelia o el hard rock underground. Lo primero que edita es, por supuesto, el nuevo disco del grupo, Los Sounds de Krauts. Éste será considerado por muchos como el mejor disco que Colour Haze haya grabado hasta ahora. Es, en todo caso, una obra maestra de la psicodelia y el rock progresivo. Y no es para menos, se trata efectivamente de un disco impresionante donde la banda de Stefan Koglek decide darlo todo a través de un inmenso ejercicio de creatividad y pasión. 



     Los Sounds de Krauts es un disco complejo y de una cuidada construcción. Stefan lo produjo con mucha más finura que los anteriores, logrando dar una textura más envolvente a todos los temas, por lo que parece obligado una escucha completa de este doble disco para poder disfrutarlo al máximo. Cada tema en si mismo es una pieza delicada de un puzzle sonoro que solo tiene todo su sentido en relación con el conjunto. También aquí es donde demuestran, como trio, ser un perfecto mecanismo y a la vez brillar cada uno por su lado. Y no exagero mi entusiasmo si digo que con ello consiguen innumerables matices que hacen que la escucha de este artefacto una fuente de placer inagotable. Todos los temas merecen ser citados sin excepción. 
     El disco se abre con “I won't stop”, una pieza dinámica donde Stefan canta realmente bien, además de demostrar una fiereza brutal con la guitarra. Es un inicio deslumbrante que hace que no sepas si pegarte al asiento para escuchar con toda atención o ponerte a bailar como un loco. A esto le sigue “Roses”, otro tema buenísimo con un inicio de batería magistral y que gana tensión a medida que avanza. Le sigue “Zen”, un tema instrumental que tiene un espiritu marcadamente jazz. Grande el trabajo de bajo y batería, muy grande. La guitarra se vuelve aquí más sutil , complementada por unos acertados toques de piano Rhodes, para de pronto pero sonar realmente tormentosa. El final,es de antología, con toda la banda en una escalada de fuerza. “Plazmakeks” se arrastra lentamente, iniciándose con efectos de guitarra que pronto se convierte en una linea que va dibujándose con gran estilo. A la mitad sube de tono y entra unas guitarras dobladas que recuerdan a la mejor época de Bevis Frond. Tras “2+7”, tema más corto y liviano, llega “Sundazed”, un corte luminoso con una atmósfera muy a lo Grateful Dead y otras bandas de rock ácido de la california de los 60. Aquí Stefan empieza a mostrar su vena más hippie con un inicio suave y muy psicodélico. Pero después vuelven a una intensidad extrema. “Plazmakeks” es un gran medio tiempo donde, una vez más, se dejan llevar por el gusto por los ritmos atípicos. Especialmente espectacular el trabajo de bajo de Rasthofer. “Weltraummantra”, es, como indica su nombre, un mantra casi totalmente instrumental de 18 minutos que se va desenvolviendo con lentitud, administrando su energía muy poco a poco, hasta que de pronto estamos envueltos en pura electricidad. “Other side” es un corto trallazo de guitarra wah-wah y voces psicotrónicas. “Overriding” es para mi el mejor tema de Los Sounds de Krauts, una verdadera maravilla donde Colour Haze llega a cotas de calidad solo comparables a los mejores grupos de los 70. La melodía vocal es buena, realmente buena, la batería logra hipnotizarnos y el bajo se nos mete hasta el tuétano, pero es esa pedazo de guitarra de Stefan lo que hace de este corte algo mágico. Este es un tema largo, son más de 17 minutos, pero la cúspide se encuentra alrededor del minuto 7, cuando Stefan empieza a gritar y la guitarra se desparrama en un solo que nos hace llegar alto con una dosis frenética de acidez y electricidad. El climax pasa y poco a poco el tema se va apagando con la entrada de un órgano Korgel. “Schiaflied” es el cierre del disco, un corte suave que nos lleva otra vez al suelo. 
     Los Sounds de Krauts produjo una aclamación inmediata en la crítica especializada y fue considerado uno de los discos del año 2003. El grupo pasa por un momento envidiable y este clima de triunfo es llevado a sus extremos en el festival Swamp Room Happening, donde Colour Haze ofrece un concierto excepcional durante dos horas que son recordadas con verdadero cariño por el grupo. 
     Elektrohash Records crece mucho a partir de esos momentos editando gran cantidad de discos, organizando festivales y giras de grupos como Hypnos 69, Los Natas, Hainloose o Rotor. Con el tiempo se ha convertido en un soporte importante de la escena stoner y psicodélica de Alemania y norte de Europa. De esta manera, junto a otros sellos como Nasoni o Alone Records aquí en España se va creando una red que promete consolidarse, gracias entre a otras cosas a las nuevas posibilidades que ofrece internet, con un contacto más directo entre fans y músicos y la creciente proliferación de webs, ezines y blogs que tratan con pasión a los grupos de estos estilos al margen de intereses comerciales. 
     En 2004 se meten a grabar, de forma totalmente analógica, lo que sería su siguiente disco, llamado simplemente Colour Haze. Esta forma de grabar deja claro que ahora cuentan con más medios. La verdad es que la tecnología analógica se nota y el sonido es mucho más profundo y de calidad, algo que por supuesto se comprueba mejor en la versión en vinilo. Con este trabajo se confirma la definitiva evolución de este grupo hacia una hard psycho madura y sobresaliente. Si bien no deja de notarse de donde vienen y muchos seguirán viendo en Colour Haze un simple grupo stoner, pero sin duda son algo más que eso. Es verdad que se notan por ahí ciertas reminiscencias del stoner más machacón, pero siempre jalonados de numerosas incursiones en el space rock, la psicodelia y un hard rock ácido propio de los Buffalo o el Hendrix más duro. Continúa claramente la senda abierta por el disco anterior, pero cambiando un poco de dirección, es de más tonelaje, aunque sin abusar de los graves llevados al máximo de sus primeros discos. En suma, es un disco excelente, de gran calidad, que en ciertos momentos supera a Los Sounds de Krauts.
     



    Por lo demás, hay también más presencia de sonidos acústicos, lo que da mucha diversidad. Es el caso del excelente tema “Flowers”, cierre del disco, tema que cuenta también con amplios cambios de ritmo siempre atravesados por un estupenda guitarra desprovista de distorsión, o “Solitude”, corto y delicado tema construido a base de ácustica. 
     Como no podía ser de otra manera, la mayoría de los cortes empiezan con un ritmo pausado que después va desarrollándose a cada vez a más velocidad e intensidad hasta llegar a un paroxismo guitarrero que deja sin respiración, tal y como ocurre en “Love”, tema de 9:20 minutos, donde los leves punteos de Koglek van transfomándose en entradas tremendas de pura distorsión. Así pues, lo normal es el sonido eléctrico de la guitarra apoyándose en una base rítmica ágil que puede llegar a ser poténtisima. Pero no podemos dejar de destacar la batería de Manfred Merwald y el bajo de Philp Rasthofer, casi una segunda guitarra, ambos aportando su imprescindible labor en este trio de talentos que es Colour Haze y cada vez de una forma más profunda. Así, apoyándose en esta soberbia base rítmica, Stephan suele construir sus temas en su particular forma, como si de un mantra se tratara, girando alrededor de una linea central que va desarrollando poco a poco, añadiéndole cada vez más matices, como es el caso de “Peace, brothers & sisters!”, espectacular corte de 22:11 minutos. Este tema es quizás el mejor grabado por el grupo. Se inicia con un fondo de sutiles efectos sonoros propios de los míticos Hawkwind. Después, la banda al completo va desarrollando un riff que va subiendo en intensidad más. Unos minutos después entra un estupendo solo ácido empapado de wah-wah y distorsión. Tras otra nueva fase de riffs muy setenteros el tema se desacelera hasta solo quedar un linea suave que puede recordar a algunas partes del “Dark Start” de los Grateful dead, para volver despues a subir de intensidad. En suma, un tema magistral que podría colocarse sin problema en una antología de los mejores temas de la historia de la heavy psych. Y así llegamos llegamos al 2006. Tras dos años jalonados de éxitos en críticas, ser una sensación en el festival Roadburn por dos años, asentar la marcha de Elektrohasch con la edición de numerosas novedades, reediciones, splits y discos de colaboración con otros músicos, etc. Colour Haze edita por fin su nuevo disco, Tempel. 
    La verdad es que este fue un disco muy esperado, quizás demasiado, ya que tanta expectación ha podido quizas causar en muchos seguidores del grupo algo de decepción. Sin duda no estamos aquí ante la grandeza de sus dos discos anteriores, pero Tempel es un magnífico disco. El problema es que dado la carrera ascendente en complejidad de sus últimos discos se esperaba, quizás, algo mucho más espectacular. En cambio este es un trabajo bastante más sencillo en comparación con los anteriores, con temas menos ambiciosos, más cortos, como se suele decir más redondos. Pero lo cierto es que al lado de muchos otros lanzamientos del momento sigue siendo un disco más rico y experimental de lo normal.
 


    Por lo demás, como hemos dicho, Tempel es un disco que tiene una calidad indiscutible. Es un trabajo inteligente, ejecutado a la perfección y merece una atentación especial que irá desvelando cantidad de detalles substanciosos. Escuchándolo uno se da cuenta hasta que punto los músicos están tocando a gusto. Su compenetración ha llegado a unos niveles altísimos y se nota, algo imprescindible para que un disco suene auténtico. Stefan canta mejor que nunca y logra sacar mucho más partido de su voz con registros más suaves y armoniosos. A su vez, la música ha bajado algo la intensidad y exploran mucho más la vertiente jazzística que apuntaban en Los Sounds de Krauts con resultados más que notables. 
   También se nota un tono más épico que recuerda un poco a grupos de los 60 como Quicksillver M. Service o Christopher, con unas atmósferas muy luminosas. El disco se abre con “Aquamaria”, un gran corte con muchos cambios de ritmo. Desde un comienzo destaca el magnífico juego de bajo/batería, sobre el que la guitarra va construyendo un punteo verdaderamente mágico. En el centro un gran trabajo de guitarra que nos lleva a un final vertiginoso. “Fire” es un tema bastante más contenido, de una gran sutileza, pero muy rítmico. “Mind” es un tema corto, bastante más contundente y directo que los dos primeros, que incluye en el centro unos toques de Hammond (colaboración de Christian Haweller). Es un tema realmente bueno que nos lleva a “Tempel”, con una estructura típica del grupo a base de un riff repetitivo que se va desarrollando a pasos. “Gold & Silver” es mi canción preferida del disco, especialmente por una melodía vocal muy conseguida y bonita, además de una música que emociona por combinar lirismo y fuerza, algo propio del mejor rock west-coast de los 60, estilo que parece ser la nueva dirección apuntada ahora por el grupo. “Earth” es el corte más rápido y salvaje del disco. “Ozean” es una etérea pieza instrumental con una guitarra distorsionada como única protagonista. Ésta sirve de bella introducción a “Stratofarm”, corte muy suave que cierra el disco y que también me suena muy del rock ácido americano (Grateful Dead en 1967, por ejemplo). 
   Despues de Tempel el grupo ha continuado haciéndose un hueco en la escena internacional mediante actuaciones en los más importantes festivales de stoner y psicodelia, además de tener cada vez más presencia en los medios de su país. El sello de Stefan, Elektrohasch, también sigue con sus lanzamientos y reediciones de discos, como es el caso de los diferentes projectos de Mat Bethancourt; Josiah, The Begining o The Kings of Frog Island, compartiendo la edición con otros sellos europeos en muchos casos. A finales del año 2007 y comienzos del siguiente el trío volvió a entrar en los estudios para preparar un nuevo disco. De estas sesiones resulta All, el cual ha sido lanzado en Junio de 2008. 
     La verdad es que había bastante expectación en saber que iban a hacer tras su Tempel editado en 2006 y hay que decir que no ha habido grandes sorpresas ni cambios traumáticos en su estilo, al menos no demasiado destacables, salvo la inclusión de instrumentos como el sitar o la utilización de un efecto tan tradicionalmente psicodélico como es la reprodución sonidos al revés, más el hecho de que algunas colaboraciones han cobrado mucha importacia, como es el caso del órgano. No obstante, este cierto estancamiento también puede verse como una profundización en la personalidad del grupo y donde otros intentan inventarse y renovarse constantemente ellos prefieren mantenerse en una linea que consideran la correcta. Como resultado habrá quien piense que este disco es más de lo mismo o quienes lo disfruten como una pieza más del coherente universo Colour Haze. Quizás en ambos casos tengan parte de razón. 

 

     Se abre el disco con “Silent” un tema que va ascendiendo en intensidad y donde ante todo destaca el impresionante trabajo de Manfred Merwald a la batería y Philip Rasthofer al bajo. Stefan se desliza sobre esta base rítmica sin despegarse y articulando su guitarra sin hacer solos ni dejando ver demasiado protagonismo por el momento. El segundo tema “Moon” tiene más cambios de ritmo y potencia, la guitarra ya suena más libre. “Turns” es un tema suave y melódico que empieza de forma acústica y pronto suena sobre todo un fondo de sonidos reproducidos al revés. “Ligths” es uno de los platos fuertes del disco, uno de esos temas instrumentales made in Colour Haze que ponen los pelos de punta. 
    A la siempre efectiva base rítmica se suma aquí el órgano de Christian Hawallek y Stefan se desata en una guitarra tocada con elegancia. Todo esto en funcionamiento me recuerda un poco a unos Allman Bhothers Band en plena jam. “If” es un corte mucho más breve y potente, quizás para que no olvidemos de donde vienen las raices del grupo. “Stars” se inicia con el siempre sugestivo sonido del sitar, en un tema esencialmente acústico y melódico. “All” es el corte más largo del disco, prácticamente de un cuarto de hora, donde la guitarra se va abriendo suavemente camino en solitario durante los primeros minutos hasta que suena el resto hacia la mitad del tema, donde la cosa sube repentinamente, aunque sin perder un lirismo extremo, entonces entra un largo solo de guitarra dividido en varias partes que hará las delicias de más de uno. Al final regresa el órgano dando un toque atmósferico que cierra el tema de forma perfecta. Aquí enlazamos con “Fall”, que es también un corte muy laberíntico, con muchos cambios de ritmo, numerosos solos de guitarra e incluso unos acertados coros femeninos aquí y allá. “One” permanece en esa misma linea, con mucha fuerza y guitarreo sin descanso, además, en su final nos encontramos de nuevo con el sitar. Cierra el disco “Remains”, que es un suave instrumetal acústico. 
    Como curiosidad hay que señalar que todos títulos de las canciones juntas forman una frase: Silent Moon Turns Lights if Stars All Fall One Remains. En suma, un buen disco de unos Colour Haze que se reafirman en su línea ya conocida, aunque quizás algo más suaves que otros discos y con menos psicodélia. Es verdad que no alcanza las cotas del Sounds De Krauts o homónimo del 2004, pero aun así es un discazo muy recomendable para todos los amantes del progresivo guitarrero y la psicodelia. Veremos por donde tiran ahora, pero por lo pronto siguen contando con nuestro apoyo al cien por cien.

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