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martes, 13 de mayo de 2014

H.R. Giger: un maestro del fantástico (1940-2014).

Este artículo fue publicado en 2008 en la web Mentes de ácido. Sirva ahora como sentido homenaje a Giger, recientemente fallecido.

Quien piense que la pintura sirve meramente para decorar paredes con cuadros o para retratar lo bello de la vida burguesa está muy equivocado. El arte pictórico ha servido también durante generaciones y generaciones de artistas para mostrar los aspectos más terribles y oscuros de la existencia que tenían ante si o para plasmar las imágenes más misteriosas surgidas de sus propias mentes. Desde esas pinturas medievales sobre martirios de santos, las fantasías desbocadas del Bosco o Brueghel, los ágonicos Cristos de Matias Grünewald, las pinturas negras de Goya, el submundo de colores descrito por expresionistas y antecesores como Ensor o Munch, el perturbador universo de muchos surrealistas como Bellmer, Brauner u Oscar Dominguez o el aullido existencialista de Francis Bacon... muchos han sido los que han usado su talento para explorar y expresar la cara más oscura y misteriosa de la realidad.

HR Giger también ha sido uno de ellos. Su obra, sin embargo, no ha seguido el curso normal que suele valer para el arte y los artistas. Entre una cosa y otra siempre será más recordado por el gran público como diseñador de efectos y elementos cinematográficos que como pintor, y es que su obra ha quedado eclipsada por el enorme éxito de sus diseños para películas como Alien (que incluso le hizo ganar un Oscar). Aun así Giger no deja de ser a fin de cuentas un pintor con una enorme y genial obra a sus espaldas. Ahora bien, también es verdad que su obra ha sido comercializada hasta la saciedad (con el pleno consentimiento del artista) a través de infinidad de almanaques, postales, posters, libros, cartas del Tarot e incluso juegos de ordenador. Algo que ha terminado repercutiendo en la consideración hacia su obra como algo serio e importante.

Otra razón para que Giger se haya salido de los conductos más “selectos” del gran arte es que usara desde prácticamente el principio de su carrera una técnica tan subestimada como es el aerógrafo. Normalmente solemos relacionar esta técnica con usos publicitarios e incluso la decoración de automóviles y motocicletas. Pero Giger ha demostrado un uso magistral de este medio, con un refinamiento y preciosismo equiparable al que se puede conseguirse con el óleo, hasta el punto de que parezca mentira que la gran mayoría de sus obras hayan sido realizadas con pistola pulverizadora a mano alzada.

No obstante, sea cual sea el conocimiento que el gran publico tenga de su obra, Giger será recordado siempre por muchos incondicionales como un maestro del mejor arte fantástico, por supuesto no del arte fantástico lleno de clichés que ilustra miles de portadas libros de ciencia-ficción y tantos discos de heavy metal repletos de dragones y chicas ligeras de ropa, sino un arte que surge de la rigurosa obsesión por explorar los poderes de la imaginación. Por ello, Giger merece figurar junto a otros grandes como Roland Topor, Ernst Fuchs, Erik Brauer o Frederich Schroder-Sonnenstern, por mencionar solo unos pocos, artistas que han creado un mundo absolutamente personal y perturbador con su arte y que transciende lo meramente estético o decorativo para llevarnos a una visión descarnada de lo que a veces se oculta tras lo real. Son obras que exigen del que mira un vínculo que escapa al mero gusto por divertirse o evadirse, por mucho que de ello pueda extraerse algún tipo de placer.

Hans Rudi Giger nació en 1940 en Chur, la ciudad más antigua de Suiza. Hijo de un farmacéutico con gran reputación en la pequeña ciudad y que según el artista muy severo como padre. El mismo Giger nos cuenta que creció y se educó entre frascos de pociones, material médico y modelos anatómicos humanos, algo que con seguridad influyó en su obra. Pese a lo que uno pudiera imaginar viendo sus cuadros, fue un niño extremadamente tímido que se pasaba plácidamente las horas jugando con un túnel fantasma que el mismo había construido. Aunque fascinado desde muy pequeño por el sexo opuesto le podía más la vergüenza y según sus propias palabras antes de jugar con las niñas se aseguraba de que “no hubiera que besar a nadie”. En la pubertad fue desarrollando una personalidad muy original y se interesó por cosas tan dispares como tocar jazz y la afición a las armas de fuego (hasta el punto de empezar a coleccionar revólveres). Esta afición a las pistolas (que mucho después volvería a cultivar y que le valió algunos sustos) se ha vertido en numerosas ocasiones en sus cuadros, donde no es extraño encontrar escopetas y otras armas de fuego. Ya con 17 años era una chaval extremadamente creativo. Por ejemplo, transformó un piso superior inutilizado de la casa familiar en lo que el llamaba la habitación negra, transfigurándola con todo aquello que salía de sus lecturas juveniles. Según el mismo, era un espacio ideado para “tocar jazz con los amigos y seducir muchachas”.
 
A partir de ése momento realiza algunos primerizos óleos y dibujos que ya muestran un sentido muy macabro, así como un evidente gusto por el universo fantástico de obras literarias como Dracula o El Fantasma de la Opera; también un marcado contenido erótico y un regusto fetichista por las medias de mujer, algo que iría desarrollando más y más con los años. En 1965 acaba su preparación en la Escuela de Artes Industriales de Zúrich, y durante unos tres años más trabaja para un estudio como diseñador de muebles de oficina e interiores (con bastante éxito), sería en ese momento cuando la obra artística deja de ser para Giger algo secundario. Deja su trabajo y se aplica al cien por cien de su tiempo al arte. No obstante mientras tanto ya había dado muestras de un gran talento publicando su serie de los Atomkinder (Niños Atomicos) y los dibujos de Ein Fressen fur der Psychiater (Una comilona para el psiquiatra) en varias revistas underground estudiantiles como Clou o Agitation. Estos últimos dibujos serían el fruto de su estudio de Freud y la interpretación de los sueños. Fueron reunidos y publicados en su primera carpeta de serigrafías con una edición de 50 ejemplares y pueden ser considerados un verdadero germen de su universo pictórico posterior. De hecho marcaría el inicio de su personal exploración onírica en busca de motivos para sus obras. Según el propio Giger, sus sueños, y especialmente las pesadillas, fueron durante años su principal fuente de inspiración. La experimentación con drogas como el LSD, por ejemplo, no le reportaría según él mejores resultados. Durante estos primeros experimentos llegaría a intentar condicionar los sueños mediante distintas acciones antes de dormir, lo que algunos llamarían precipitar sueños lúcidos que despues se reflejarían en sus obras.

Además de algunas primeras pinturas al óleo e infinidad de dibujos a tinta china, también comenzó a realizar algunos trabajos escultóricos en poliester, normalmente máscaras y distintos muebles. Todos estas creaciones solían mostrar ya ése carácter híbrido entre lo artificial y lo orgánico, lo que después el mismo denominaría como biomecánico y que caracterizaría toda su obra. Este estilo precipitaría con los años una estética que sería adoptada por una corriente de la ciencia-ficción llamada cyberpunk, que encontraría en Giger un referente a la hora de describir a los seres humanos con componentes tecnológicos integrados: los cyborgs. En 1966, trabajando para el estudio de Andreas Christen en el diseño de una linea de oficinas, vive en Zúrich con el actor de teatro Paul Weibel. A través de él conoce a la bella actriz Li Tobler, de la que se enamora sin remisión y con la que mantendrá una relación de varios años pero que tendría un trágico desenlace. A partir de 1967 se traslada a vivir con ella a una casa con amenaza de demolición en la que durante las noches y los ratos libres se dedica a realizar dibujos cada vez más grandes y elaborados. Surgen entonces auténticas obras maestras como Madre con hijo, Máquina de parir o Bajo la tierra, realizadas con una meticulosidad extraordinaria y surgidas de lo que evidentemente es una imaginación fuera de lo normal. Si bien durante toda esta época de iniciación (hasta 1972) intenta también refinar su técnica al óleo sobre madera, la cual había aprendido de forma autodidacta, pronto la abandona a favor de la tinta china trabajada con aerógrafo, técnica que terminaría adoptando para el grueso de su obra.

Sin embargo estos cuadros al óleo, de un marcado carácter surrealista que evidencia la influencia del surrealismo, sobretodo los paisajes de Richard Oelze y las imágenes eróticas de Hans Bellmer, no eran nada desdeñables. Estos cuadros, muchos de ellos perdidos y solo conservados a través de fotografías, mostrarían normalmente paisajes extraños semejantes al interior de órganos anatómicos, repletos de cavidades, glándulas y excrecencias. Destaca entre estos, los varios Homenaje a S.Beckett de 1968, donde figuras de carácter larvario se retuercen incrustadas en una estructura metálica. Este motivo, la carne atravesada por el metal y extraños componentes mecánicos, será una constante de su carrera y le relaciona de cerca a la obra de otros artistas, como pudieran ser el cineasta David Cronemberg o el escritor de terror Clive Barker, ambos también obsesionados con la carne y sus posibles transformaciones, así como por el dolor o la mutilación. Los tres, cada uno a su manera, construirían un universo personal con estos ingredientes, donde lo artificial, la mutación carnal y el erotismo más oscuro se mezclan indivisiblemente dando lugar a criaturas y situaciones inconcebibles.

En 1967 conoce al productor de cine F.M. Murer y colabora con él para realizar el primer corto documental (de unos diez minutos) sobre su obra con el título de High. Ese año empieza también a exponer cuadros y objetos. Así es como para 1968 ha dejado ya su trabajo decidido a dedicarse íntegramente a su carrera artística. En ese momento, F.M Murer le pide que se encargue de algunos diseños para Swissmade un medio-metraje de ciencia ficción que éste va a producir. Giger ideará así su primer ser extraterrestre para el cine. También para esa película idearía una armadura para perro realizada en vinilo en la cual sería introducido el perro de su amigo Paul Weibel.

Para 1969 empiezan ya a ser reproducidos sus imágenes en de posters, normalmente en ediciones limitas, lo cual sería una constante durante toda su carrera, así como lo sería algo después, a partir de finales de los 70, la edición de grandes libros de lujo sobre su obra. Ese año también publica su magnífica carpeta serigráfica Biomecaniodes, con ocho imágenes en negro sobre color plata. Estas obras son ya una plena declaración de principios y anticipan con toda claridad muchas creaciones posteriores, incluido el diseño de su monstruo para Alien. En 1970 deja constancia de unas agobiantes pesadillas a través de una serie de pinturas. Estos cuadros al óleo muestran cuartos de baño y habitaciones extrañas con ventanas a interiores muy angustiosos. Gracias al disolvente usado (gasolina) consigue una textura que hace parecer que los cuadros estén hechos con piel. Son imágenes verdaderamente claustrofóbicas y que según el propio Giger le sirven de terapia eficaz. Pinta también una extraña serie denominada Pasajes, motivadas por un recolector de basuras que había fotografiado y que serían la excusa para imágenes de alto contenido erótico. Algo más tarde serían el hilo conductor para un nuevo corto documental sobre su obra, otra vez a cargo de su amigo F.M. Murer.

En 1971 forma un grupo para reivindicar el asilo político en Suiza de Tim Leary, el guru del LSD que en ese momento se hayaba perseguido por la justicia norteamericana. Leary es finalmente expulsado de Suiza y apresado tras una serie de huidas de país en país. Pasará varios años en la carcel... pero esa es otra historia.

Tras varios cambios de domicilio, Giger adquiere un pequeño chalet en Zúrich y se traslada allí junto a su compañera Li. A partir de 1972 Giger empieza usar decididamente el aerógrafo con una serie de obras que el mismo calificaría de psicodélicas, hachas sin plan concebido alguno al estilo del automatismo puro, muy influidas por los escritos del pintor Ernst Fusch. Comienza haciendo obras en blanco y negro, casi meros esbozos. Estas son de gran tamaño y observándolas cronológicamente podemos ver como Giger va adquiriendo destreza en el manejo de una técnica tal difícil. Entre estas primeras obras en blanco y negro se encuentran ya algunas maravillas como Chiquita, gran y enrevesado dibujo de 240 x 420 centímetros. A partir de estos primeros experimentos las imágenes irían tornándose técnicamente más complejas y adquiriendo volumen y profundidad, con lo cual va añadiendo colores, pero pronto comprueba que usando muchos colores estos se mezclan, lo que conlleva un verdadero caos visual. Decide usar solo variaciones de un mismo color para cada cuadro, normalmente el gris o el marrón, quizás algún otro más claro para resaltar efectos de luz. Esto hará que la inmensa mayoría de sus cuadros con aerógrafo presenten un tono muy oscuro y decadente, algo que será uno de sus sellos de fábrica. Para 1973 acomete ya obras tan majestuosas como Aleph, un tipo de obra que ya deja ver tanto una vertiente surrealista como un creciente interés por los símbolos ocultistas.

Ese año muere uno de sus mejores amigos, el pintor Friedrich Kuhn, para Giger de los mejores pintores de Suiza. Sobre una fotografía ampliada de su amigo realiza una serie de retoques con aerógrafo, el resultado será un espléndido retrato de Kuhn convertido en un Mago rodeado de seres fantásticos. Ya por esa época Giger es ya muy conocido en el extranjero. Recibe el encargo de realizar la portada de un disco para el grupo de rock progresivo Emerson Lake and Palmer, lo cual acomete sin pensarselo. Aun así no es su primera ni última relación con la música y la industria discográfica. Ya en 1968 había hecho la cartelería para el grupo suizo de rock-satírico-político Flogh de Cologne y en 1969 había ilustrado el disco del grupo de hard rock underground Walpurgis. Posteriormente músicos y grupos tan dispares como Magma, Debbie Harry, Celtic Frost o Steve Stevens utilizarían imágenes de Giger (algunas expresamente hechas para ellos) para ilustrar sus vinilos.

Sería también en ese año,1973, cuando se encierra durante dos semanas junto a los pintores Claude Zandoz y Walter Wegmüller en lo que sería la realización de una serie de estupendas pinturas conjuntas. El resultado son unas obras increibles que conjugan el talento de tres grandes artistas. Esto sería vertido en un documental de J.J. Wittmer. 

En 1975 su obra ya ha adquirido una consistencia increible, es un universo verdaderamente personal con sus propias leyes. Ese año expone su gran Templo de los Pasajes. Una obra espectacular pensada para crear un entorno tridimensional, una especie habitación a la que el observador entra y queda rodeado literalmente del mundo de Giger. Esta obra inicia la etapa más madura y prolífica del artista, que durará hasta mediados de los 80. Sin embargo no todo es felicidad, pues llega una repentina tragedia. A finales de ése año Li recae en un fuerte estado depresivo (a los cuales era muy propensa) y se suicida con un disparo de revolver. Esto supone un shock para el artista. Siempre recaerá sobre él la acusación de haber influido negativamente sobre su compañera a través de la temática de sus obras o su carácter tan atraído por todo lo morboso. Pese a estas acusaciones, la muerte de su compañera deja un inmenso vacío en el artista y decide celebrar un ritual en honor suyo. Se trata de The Second Celebration of the four, realizado en 1976, segunda parte de una perfomance anterior y que Giger decidió convertir en un memorial especialmente ideado para Li. De este acto se derivó una serie de imágenes que serían publicadas en un álbum de edición muy limitada.

Pese a esta repentina tragedia Giger no descansa creativamente. A través del pintor norteamericano Robert Venosa conoce a Alejandro Jodorowsky, el famoso mimo, actor, escritor, guionista de comics, mago y director de cine que en ése momento estaba tramando la adaptación de Dune, el famoso libro de ciencia-ficción. A través del director chileno Giger conoce personalmente en Cadaques a Salvador Dali, al que admiraba desde siempre. Dali iba a figurar en la película a petición de Jodorowsky, pero dado que el insaciable pintor catalán pedía un desorbitado caché por ello (100.000 dolares a la hora!!) y a casua sus constantes observaciones a favor del franquismo (algo que Jodorowsky no podía soportar) todo el proyecto se fue al garete, sobretodo por no encontrar financiación suficiente. Sin embargo a Giger le dio tiempo de realizar una serie de diseños que serían su primera contribución (que en este caso no se materializaría) a una gran producción de cine. Viendo estos diseños resulta una pena que no llegaran a ser puestos en escena, una auténtica maravilla. El también gran artista Moebius escribía parte del guión y diseñaba algunos detalles relativos a la parte positiva de la historia. Giger tenía a su disposición todo el oscuro mundo de los Harcones, por supuesto los malos de la novela. Posteriormete Giger se quejaría de que siempre le tocara diseñar los monstruos o los malos, pero dado su estilo es lógico que así fuera. Aun así sería una experiencia ver unos dibujos a lo Disney con diseños de Giger... 

Como ya hemos dicho, durante todo este periodo de los 70 Giger había hecho llegar sus cuadros a unos parámetros geniales mezclando sus ideas estéticas sobre la biomecánica, su atracción por el erotismo o los símbolos del ocultismo. Destaca entre todo esto la serie The Spell. Son cuatro grandes paneles que podemos considerar de lo mejor del pintor. Una de estas obras es una adaptación del Baphomet (supuesto ídolo de los templarios) de Eliphas levi, famoso ocultista del siglo XIX. Conservando las principales referencias esotéricas del dibujo original, Giger adapta el diseño a su propio mundo, el resultado es una imagen inolvidable que destila una auténtica oscuridad y perversión. Ya había dejado ver su intenso interés por el ocultismo en otras obras, como el retrato de Aleister Crowley, también llamado la Bestia, uno de los magos más seguidos y con peor fama (infundada en su mayor parte) del siglo XX.

Aquel primer e infructuoso proyecto para adaptar Dune en 1975 tiene ahora sus frutos. En ese momento, 1977, se había publicado el primer gran libro sobre su obra: Giger’s Necronomicon, un libro espléndido que incluye gran parte de sus cuadros y dibujos realizados hasta la época. Este libro cae en las manos del productor y guionista Dan O’Bannon, el cual tiene planeado hacer una película de ciencia-ficción titulada Alien y ve en las imágenes de Giger algo perfecto para lo que tenía pensado. Los ejecutivos de la Fox son rapidamente convencidos de que Giger es el hombre que debe diseñar gran parte de los escenarios, pero sobretodo el monstruo, centro indiscutible de todo el film. Nuevamente compartirá diseños con Moebius y nuevamente será él quien se encargue de los componentes más macabros del proyecto.

Sus diseños para Alien resultan un éxito rotundo. Con su participación en esta película Giger altera en su totalidad la estética convencional de la ciencia-ficción, al menos en su versión cinematográfica. Nada que ver su visión del género con películas como 2001: un Odisea en el espacio, más bien sería equiparable al terror cósmico de un H.P. Lovecraft y sus ideas sobre seres interplanetarios de carácter maligno. De hecho Alien es básicamente una película de terror ambientada en el espacio y Giger sabe sacar todo el partido de esto. Con su monstruo, Giger encarna una imagen perfecta del alienígena inefable y absolutamente falto de empatía por el ser humano, más que un animal parece un insecto, aunque de una gran inteligencia. Además, el artista juega claramente con símbolos sexuales de todo tipo para crear no solo el monstruo sino también el entorno donde es descubierto, algo que recarga aun más la capacidad perturbadora de las imágenes puestas en acción. Toda la larga escena en la nave alienígena abandonada, totalmente apoyada en sus diseños, es una cumbre del cine de terror, por lo cual no es extraño que le fuera concedido el Oscar.

Ese año había conocido a la que sería su segunda espoca, Mía Bonzanigo. Su trabajo en Alien y la atracción por su nueva compañera le inspira la serie de Erotomechanics, obras de un carácter eminentemente erótico. En éstas puede observarse como el acto sexual ha sido absorvido por la geografía y se nos mostrará como paisajes de otro mundo o como parte de un complejo biomecanismo. Son obras absolutamente explicitas y que para muchos suponen mera pornografía. Sea como sea son obras muy interesantes que llevan un paso más lejos experimentos que en ese sentido realizara ya en los años 30 un pintor como Hans Bellmer, artista con el que Giger tiene una evidente deuda.

Hasta mediados de 1980 se encuentra absorvido por todo el proceso de promoción de Alien. De sus frecuentes viajes a Estados Unidos nace una fascinación por sus ciudades, la mostruosidad de los rascacielos y el carácter de una sociedad tan maquinal. De esta fascinación surge su serie de pinturas N.Y. City. En estas obras usa por primera vez unas plantillas para componentes eléctricos suministradas por su amigo Cornelius de Fries (que en ese momento se encargaba de llevar a las tres dimensiones sus diseños de muebles para la película de Dune). Estas plantillas le permite realizar obras muy complejas y que expresan a la perfección la arquitectura de ciudades frías e inhumanas. A partir de este momento y a través de los años 80 y principios de los 90 se puede detectar una cierta decadencia en la obra de Giger. Seguirá realizando muchos diseños para el cine, entre ellos para The Tourist, nunca realizada, o para la segunda parte de Polstergeist, si hecha realidad pero con resultados poco satisfactorios para Giger. Más recientemente se encargaría de Species y la tercera parte de Alien. Sin embargo no volvería a tener tanto éxito como con la primera parte Alien. Además se dedicaría a otras ocupaciones al margen de la pintura como diseños de joyas, bolsos o relojes para la famosa marca Swatch, incluso la creación de un par de bares con su nombre y estética en Chur y Tokio. Todo esto hizo que se fuera alejando del arte cada vez más. Aunque todavía le daría tiempo de hacer obras muy destacables, como la impresionante Anima Mia en 1988, pero es evidente que ya no tenían la fuerza de los comienzos. Llegado un momento abandona la técnica del aerógrafo, prefiriendo usar colores a la cera y la tinta china para sus obras más recientes, estas además serán cada vez más modestas en tamaño.

Aun así su fama no ha dejado de crecer en todos estos años. A mediados de los 90 se inaugura una página web oficial sobre su obra que es visitada por millones de personas. Cada cierto tiempo se reeditan todos sus libros o salen otros nuevos, en incluso, ya como reconocimiento total, se abre un impresionante Museo Giger en Gruyere, Suiza.

Sin embargo, tal y como dijimos en un comienzo, el nombre de Giger dificilmente irá junto a otros grandes. El especial carácter de su obra, la forma en que ésta ha sido dada a conocer, sus ocupaciones extra-pictóricas y el altísimo grado de comercialización de su nombre ha hecho que quede bastante relegado. No obstante, volvemos a señalar que su obra merece ser conocida en profundidad, sobretodo la de los años 70, porque sumergirse en el mundo de este maestro del arte fantástico significa una experiencia inolvidable.


Artículo de Antonio Ramírez. 

Bibliografía usada:

HR Giger ARh+
HR Giger's Necronomicon 1 y 2
HR Giger's Biomechanics

domingo, 12 de mayo de 2013

J.C. Sisto (Discografía).


(Artículo publicado en la web Mentes de ácido en 2008)


Descubrir la existencia de un músico como Jose Carlos Sisto fue una de las razones que me llevaron a comenzar la web Mentes de Ácido y especialmente desde el punto de visto de un fan, nunca desde la de un crítico o un "entendido" (que por otro lado estoy lejos de ser). La sorpresa de tener en nuestro país un guitarrista de la talla de un Nick Saloman o un Gary Ramon me supuso una inmensa alegría, pero por otro lado sentí una gran decepción al comprender hasta que punto había sido ignorado por los medios y sellos discográficos que supuestamente apoyan el underground y que sin embargo han mantenido un casi total desinterés ante su música. Sería de otra manera si Sisto fuera inglés, yanqui o de algún otro país, pero ya sea por prejuicios, incultura musical o quien sabe que, el hecho de un que un español practique heavy psych de tremenda calidad no parece despertar demasiado interés en este país. No obstante, la realidad es que Sisto ha producido un buen puñado de canciones que no deberían pasar desapercibidas para cualquier amante de la psicodelia más guitarrera, y eso es lo que en verdad importa.

Con este artículo queremos hacer un repaso de las grabaciones de J.C. Sisto, normalmente repartidas en pequeñas ediciones artesanales en CD que casi siempre han corrido a cargo de él mismo y con formaciones que nunca han logrado ser estables demasiado tiempo. Seguramente sea por esta razón que su música es bastante desconocida incluso para gran parte de los aficionados a la psicodelia, el space rock o el progresivo, ya que es bastante difícil hacerse con sus discos, tan solo localizables en algunas tiendas especializadas o catálogos de venta por correo.

Pero comencemos por el principio. Este músico jerezano (madrileño de adopción) comenzó su andadura musical alrededor de 1994 con un grupo de su ciudad llamado Los Expresionistas, banda en formación de trío que también incluía a Juan M. Cabral al bajo (también participó Juan M. Bermudez con este instrumento) y Pablo León a la batería. Hace poco el sello Golem Discos (creado por el propio Sisto) ha editado un CD que recopila material de las tres maquetas que llegó a realizar la formación y gracias a eso podemos hacernos una idea de como sonaban Los Expresionistas. A medio camino entre el rock ácido y un power pop bastante agresivo, este es el grupo que sirvió a Sisto para ir encontrando un estilo y afinar su gran talento a la guitarra. Es verdad que estas maquetas suenan primerizas y algo dispares, pero entre ellas hay un material excelente que anticipa de forma clara muchos de los ingredientes que posteriormente destacarán en Fuzz Machine y Mater Dronic. 

Con letras en castellano (siempre será así en todos sus proyectos, salvo en muy pocas excepciones) de un estilo entre surrealista y de un romanticismo cruel (muy al estilo de un Corcobado, pero podríamos decir que "psicodelizado") Sisto nos ofrece unas composiciones muy melódicas, aunque a veces sean de una aspereza eléctrica desatada. Él es un vocalista más que aceptable para un estilo que se preste a las melodías muy marcada o los estribillos pegadizos, Los Expresionistas explotaban esto al máximo en temas que a veces rozan lo empalagoso, otros, no obstante, entran en un sonido mucho más agresivo y machacón, pero en ambos casos con un punto ácido y efervescente que los hace francamente interesantes. Temas como "Visión de una existencia", "La Garganta" o el instrumental "Danza del sur" son plenamente hardrockeros y contundentes, aquí encontramos al Sisto que gusta de desparramar y abusar de los pedales, pero otros como "Princesa Luciérnaga" o "Mudos ojos" son mucho más calmados e introspectivos, más cercanos a un pop que podríamos definir como decadente.

Respecto a la suerte del grupo, parece ser que ya desde sus primeros conciertos Los Expresionistas comenzaron a provocar reacciones muy positivas en el público. Como método de promoción se presentaron a varios concursos musicales resultando ganadores (incluso llegaron a ser seleccionados para el Villa de Bilbao), lo que les valió para grabar sus maquetas en condiciones bastante aceptables de sonido. En un momento dado entablaron conversaciones con un sello malagueño con la idea de sacar un EP, para ello se grabaron cuatro temas (que puedes encontrar en el CD de Fuzz Machine "Púrpura Ardiendo"), pero tal EP, desgraciadamente, nunca vio la luz. Después de esto, para colmo, ganaron otro concurso, esta vez celebrado en Jaén, cuyo premio iba a ser la grabación de un LP, pero por desgracia el organizador escapó con la pasta y nunca llegó a materializarse el premio. Así pues, entre una cosa y otra el grupo no llego a despegar del todo y como no podía ser de otra manera terminaron por perder la ilusión y se disolvieron. 

Tras su aventura con esta banda Sisto se traslada a Madrid para probar mejor suerte. Allí lo intenta con varios proyectos que no llegan a nada (entre los que se incluye una efímera banda, llamada Rama Lama, junto con Kike Turmix). Gracias a estos vaivenes conoce a Pedro Leon, que tocaba la guitarra (de hecho actualmente es el guitarrista de T Sex, excelente grupo de hard blues rock afincado en Illescas, Toledo), pero que para la ocasión decide acompañarle al bajo. Además se encuentra casualmente con Pablo Moreno (un amigo de Jerez) que asume el puesto en la batería, y de esta manera nace Fuzz Machine, nuevamente un trío, pero esta vez de un carácter mucho más hardrockero y a la vez desarrollando e intensificando la "acidez" que ya había germinalmente en Los Expresionistas. En todo caso será un grupo con mucha más solidez estilística.

Poco después de unirse ya están trabajando en un repertorio bastante amplio, del que elijen cuatro temas y editan una demo llamada "Vuelvo a tu mente". Escuchando esta demo se podría pensar en Lagartija Nick como referencia muy cercana, pero creo que solo hasta cierto punto, Fuzz Machine son más contundentes y muchísimo más excesivos en cuanto al uso de la distorsión. Sisto ha subido la intensidad de su guitarra de forma evidente y es la absoluta protagonista de todos los temas con unos riffs aplastantes y unos solos interminables que vienen directamente de una tradición musical que si bien se remonta a los años 60/70 (Wicked Lady, Dark, Morgen, Human Instinct, Flower Trabellin Band, etc) tiene una más clara comparación en la nueva psicodelia que resurgió en los 80 y continuó en los 90 con grupos ya míticos como Bevis Frond, Oustkirts of Infinity, Sun Dial, The Morticians o Fantasyy Factoryy, etc. Por otro lado, debido sobretodo a la cualidad tan pop de la voz de Sisto, hay rastros del sonido freakbeat de grupos como Open Mind o Creation, con melodías floridas y agradables que se amoldan perfectamente a la guitarra. Por su parte, la base rítmica no se queda atrás y hace su trabajo a la perfección sonando muy compacta, destacando el batería (a medio camino entre la sutileza y lo embrutecido).

Si bien la demo fue grabada, lógicamente, con unas limitaciones técnicas que hace que la banda no sonara al cien por cien de sus posibilidades, por ahí circulan discos que sonando peor se tienen por obras maestras, y esta maqueta es, hablando claro, una pequeña joya del heavy pych producido en este país. Tres de estos temas serían posteriormente regrabados para un EP, pero aquí suenan diferentes, con otros arreglos y una calidad de sonido inferior, pero aun así merece mucho la pena buscar esta maqueta y disfrutar del salvajismo luminoso de su sonido. Además, el último de los temas, "Astro Voodoo", no fue elegido para ese EP ni ha vuelto a aparecer en ninguno de los CD's editados por El Golem Discos, por tanto solo podrás escucharlo en esta maqueta. 

 En verano de 2002, los Fuzz Machine participan en la fiesta de presentación de la primera edición del desaparecido festival Serie Z, celebrado en Jerez de la Frontera. Por esa época también estuvieron en conversaciones con Animal Records para editar un EP de cuatro temas que se iba a llamar "Púrpura ardiendo". Los temas se grabaron y también se diseñó la cubierta, pero al final nada de esto vio la luz y ese material permaneció inédito hasta que recientemente ha sido editado en un CD con mucho material adicional. Los cuatro primeros temas son los que pertenecen al EP "Púrpura Ardiendo", de los cuales tres, como se ha dicho más atrás, ya conocíamos por la maqueta. Para este CD se ha respetado la portada tal y como iba a ser para el EP, un diseño que homenajea un viejo cartel de los Soft Machine. Los temas que lo componen son: "Mientras te vas", un poderoso rock que mezcla mucha y buena armonía en las voces con una base rítmica impactante y la siempre omnipresente y florida guitarra de Sisto. "Vuelvo a tu mente", de la que podríamos decir sin problemas que pertenece a la mejor tradición heavy psych, y es que las entradas de guitarras suenan verdaderamente brutales, con overdubs hasta el infinito que pueden hacer que tu cerebro se desdoble. Llega después el magnífico "Reptil Espacial", quizás el tema más redondo de Fuzz Machine, con una letra realmente sideral y un riff muy marchoso que no podrás dejar de seguir con todo el cuerpo. Y para acabar: "Sígueme en cada imagen", un corte algo más tranquilo y también melódicamente muy efectivo. En fin, escuchando estos cuatro temas resulta incomprensible que no se editara este EP en su día, hubiera sido rápidamente catalogado de culto para muchos de los seguidores de este tipo de sonidos y siendo por un sello como Animal, muy en boga en ese momento, hubiera dado mucha proyección a Sisto y su grupo. Cosas de la vida.

Como material adicional al CD “Purpura Ardiendo” hay cuatro temas que pertenecen a la etapa 1997-98, aun con Los Expresionistas, concretamente los que hubieran pertenecido al EP que tampoco en esa ocasión llegó a editarse. Sisto se acompañaba en estas sesiones de J. Miguel Cabral al bajo y Pablo Leon a la batería. Los temas son: "No pude mirar", que en mi opinión se acerca por momentos a una cierta atmosfera sixtie en las melodías, con mucho de los Beatles y algo de los Who, aunque siempre con esa impresionante guitarra de Sisto. "Alucinógeno" es bastante más garagero y agresivo. "Resurgimiento" es quizás mi preferido de esta etapa, un corte rápido y también con un cierto toque sesentero que animaría a un muerto, con melodía y guitarra a partes iguales. "Elektroshock" es bastante más potente, donde ante todo destaca la base rítmica muy cañera y una guitarra tremendamente distorsionada que en el centro se marca un fenomenal solo. Termina el CD con "Incomunicado", un corte bastante anterior (de 1993) y que se extrae de la primera maqueta de Los Expresionistas, que por lo demás anuncia lo que Sisto haría más adelante con Mater Dronic, ya que es un corte largo y bastante más desarrollado que los anteriores (y que los de Fuzz Machine), donde el grupo se toma su tiempo para ir transmitiendo la magia psicodélica. Hay que decirlo una vez más: es impresionante la guitarra y las formas que Sisto va creando a lo largo de todo el tema. Un auténtico placer. 

En resumen, un CD imprescindible para conocer la evolución de Sisto.

Por desgracia Fuzz Machine tampoco llegó a cuajar y terminó por desaparecer, pero Sisto siguió probando con otras formaciones, cada vez más desanimado respecto a hacerse un hueco en el mercado discográfico "oficial" y en cierta manera resignado a ser el paradigma del músico underground que se tiene que editar a si mismo sus trabajos. Así, en 2004, (acompañado de unos cuantos músicos, algunos de ellos decidiendo aparecer con seudónimo) resurge con fuerza presentando su nuevo grupo, Mater Dronic, con la edición de "Mundo Espectro", un CD que en mi opinión supuso no solo la demostración de una profunda evolución musical desde la crudeza de Fuzz Machine hacia un sonido más refinado, complejo y espacial, sino también la revitalización de la casi inexistente escena psicodélica en este país en un momento en que la mayoría de las bandas que se acercaban a ese estilo estaban inactivas o incluso separadas.

Es este un disco valiente y único, un inmenso disco de rock psicodélico que además incluye importantes elementos del progresivo y space rock. Entendiendo que la psicodelia es más una forma de afrontar la creación musical que un estilo en si totalmente definido y cerrado, podemos decir que este primer trabajo de Mater Dronic es una obra absolutamente personal que huye de los mimetismos y comparaciones más evidentes. Por supuesto, como no podía ser de otra manera, es posible detectar muchas influencias y el lógico legado de décadas de rock ácido, más aun teniendo en cuenta que Sisto es un apasionado melómano y persistente coleccionista de discos. Por lo cual, a la hora de buscar referencias para su música, pueden salir a la palestra muchos nombres: Hawkwind, Bevis Frond, Jimi Hendrix, Sun Dial, Ashra Tempel, Acid Mothers Temple... pero que duda cabe que todos estas referencias han sido pasadas por una especial visión y una personalidad que los ha hecho totalmente suyos. Sisto es, ademas, un guitarrista portentoso, pero no hablamos aquí de mera virtuosidad técnica, sino de la capacidad de saber manejar con auténtica pasión una energía tan particular como es la electricidad convertida en música. Tocar así la guitarra, tal y como el lo hace, supone algo más que cuestión de técnica, oído y armonicidad, más bien es necesario saber sintonizar con esa emisora de rádio cósmica que ya visitaron en su momentos otros pocos elegidos.

Así pues, escuchar este disco, sumergirse en sus matices y laberínticas melodías, es toda una experiencia sónica inolvidable. Es verdad que se ha perdido parte de la fuerza y espontaneidad de Fuzz Machine, pero se ha ganado en complejidad y madurez. Cuando suena el primer tema, "Ángeles de opio", es como despegar hacia un viaje de emociones e imágenes alucinadas. Este primer corte es de por si hipnótico, un mantra de guitarras que va desarrollándose sinuosamente. Además, la voz de Sisto pone aquí los pelos de punta. Le sigue "De todo y nada y mientras", un tema mucho más rockero, más cercano al antiguo material de Fuzz machine. Nuevamente son impresionantes las guitarras que por momentos se duplican y triplican (o más) en un orden caótico alucinógeno que te dejará para el arrastre. Con "Mascaras de cielo" llega un momento más pausado, pero no por ello menos emocionante, la colaboración de Maki a la voz, combinada con la acústica, algunos sonidos eléctricos y percusiones muy delicadas, aporta un oasis de suavidad en medio de tanta tormenta eléctrica. Un tema que solo podemos calificar como bello. Después "Sin Fin", un corte de 19:26 minutos y quizás el tema más complejo del disco. Empieza de una forma sutil, pero poco a poco se eleva en todos los sentidos, cuando al momento en que Sisto dice: "Te regalo un viaje astral" se nos introduce de golpe en una dimensión musical de figuras absorbentes que van creciendo en intensidad hasta llegar al paroxismo psicodélico. A tener en cuenta la aportación de Thomas Rundquist al "freak piano", tal y como se lo define en la carpetilla del CD y Justo Bagüeste a los efectos sonoros, todo apoyado por una base rítmica impresionante y la siempre omnipresente guitarra de Sisto. "Amor Glacial" y "Como extraño" son otros dos temas repletos de matices, algo más pausados. Especialmente destacable el segundo, con un solo de guitarra demoledor en su centro. "Fuera del tiempo", penúltimo tema, una especie de blues de otro planeta y terriblemente lisérgico, tanto en su letra como por su estructura, sin percusión, apoyada en unas voces y guitarras distorsionadas y una armónica que entra de golpe para aumentar, si cabe, las emociones. Y como tema final "Sanctus mantra", con uno de los comienzos más guapos y alucinantes que nunca he oído. Brutal el trabajo de batería que no deja de remarcar las guitarras de Sisto mientras éstas van entrecruzándose dibujando figuras propias de un raga en el aire. Quizás sea el mejor tema, pero difícil es saberlo entre tanta calidad, en todo un caso es un magistral cierre para un disco imprescindible en la psicodelia actual no solo de nuestro país, sino también a escala internacional.

No obstante, parece que este disco no cosechó la relevancia que se merecía, aunque se ha movido por el extranjero y debe ser a estas alturas bastante conocido entre los aficionados de la psicodelia más dura. Es el primer trabajo de J. C. Sisto editado de una manera profesional, con una presentación más que buena (la excelente cubierta corrió a cargo de Angel Rodriguez, batería de los T Sex) y quizás sea, para quien no la conozca, la mejor forma de acercarse a su música.

Se hicieron algunos conciertos de presentación de este disco, entre ellos uno en el Magic Festival de Torredembarra. A partir de ese momento se alía por una buena temporada con los hermanos Ceballos de RIP KC, pasando Sergio de la guitarra (normalmente su instrumento) al bajo y obteniendo así un nuevo trío, formación que parece la más cómoda para Sisto. De esta manera tocan en 2005, para nuestra gran satisfacción, en el primer festival Mentes de Ácido de Sevilla. Fue un concierto realmente inolvidable.

No obstante, con los dos hermanos también absorbidos por su propio grupo los ensayos son pocos, aunque intensos, y deciden registrar alguno de ellos. Como resultado se editará una grabación con el título de "Sesiones Drónicas Vol. 2.", esta vez bajo la denominación de Fuzzy Lady. El CD consta de dos temas muy largos y con una calidad de sonido tirando para floja pero que va bien a este tipo de grabaciones que en cierta manera buscan eso: un sonido sucio y vibrante muy en la onda de las Acid Jams editadas en su momento por Woronzow Records (sello de Nick Saloman de Bevis Frond). Respecto a lo musical, estos dos temas son el resultado de la más pura improvisación guitarrera, la base rítmica es en realidad muy simple, con una línea siempre continua, siendo la verdadera protagonista la guitarra con una desbordante muestra de sonidos distorsionados y melodías marcianas que ascienden y descienden en ondas de pura electricidad. Estas sesiones fueron editadas por el sello El Ajo Rojo (aunque después serían reeditadas por El Golem), un sello underground de Madrid que además de este CD cuenta con otras referencias que pueden interesar a los amantes de la psicodelia y el experimentalismo más silvestre.

En un momento dado la colaboración con Adrian y Sergio también llega a su fin, quedan atrás unos cuantos conciertos y, especialmente, un inapreciable intercambio de conocimiento musical, especialmente en lo que respecta a RIP KC, que bajo mi punto de vista se vio bastante influido por este contacto con la música de Sisto. Sus dos últimos discos son la prueba de un acercamiento decidido a un rock más influido por la psicodelia y la experimentación.

Mientras tanto se había iniciado la precaria pero ilusionada existencia de un pequeño sello: Mentes de Ácido Records, que fue creado entre varios amigos y usuarios del foro vinculado a esta web que estás leyendo. Sin ánimo de lucro alguno y con el único interés de apoyar un cierto tipo de música, nos propusimos editar un primer CD que fuera especial, y sinceramente creo que lo conseguimos. Para la primera de nuestras “Sesiones Ácidas” logramos reunir en un pequeño estudio de Sevilla a cuatro de los mejores músicos de la escena underground de este país: Marco Serrato (bajo) y Borja Diaz (batería) de Orthodox, David Ruiz (batería) de Viaje a 800 y J.C. Sisto a la guitarra. A esta formación de lujo solo le pusimos una condición: que grabaran una versión de Tomorrow Never Know, ya que Sisto había estado tocándola en algunos conciertos de una reunión de Fuzz Machine en Jerez y tenía preparado un arreglo de guitarra. Aparte de esto los músicos no tenían ninguna idea preestablecida de lo que iban a hacer, no habían ensayado nada ni acordado ningún tipo de base sobre el que trabajar, así pues iban a saltar sin red. Sin embargo, ya fuera por el buen ambiente que inmediatamente se creó, o quizás que no había presiones de ningún tipo por parte de nadie, la sesión fluyó increiblemente.

La calidad de la grabación no es totalmente óptima, pero aun así registró a la perfección la atmósfera que se creó en el estudio. Comenzaron con “Tomorrow Never Knows”, sin ningún tipo de preparación, y lo iba a ser una versión más o menos fiel se convirtió en un largo corte de 20:15 minutos que a partir de la mitad deriva en algo que no tiene nada que ver con el famoso tema de los Beatles. Fue un comienzo mágico y la continuación no bajó el nivel, la interacción entre los cuatro fue increible y fluida. Es evidente que es un disco donde la guitarra lleva casi todo el peso, pero aun así la doble batería y el bajo hacen un trabajo crucial para la fuerza que se llegó a conseguir. De haber habido más medios y tiempo para un trabajo de composición propiamente dicho hubiera sido muy interesante ver el resultado, ya que la mezcla de intereses y personalidades de los cuatro, además de la calidad de cada uno, da que pensar en un resultado explosivo.

De un total que cabría en dos CD's se seleccionó algo más de 50 minutos y el producto es un CD que denominamos “Espacio Negativo” (tal y como se llama uno de los mejores temas que incluye el disco). El CD se ha puesto a la venta en varios puntos... ¡aunque hay que admitir que como discográfica somos un desastre gestionando la distribución y otros menesteres!

Tras esta colaboración Sisto se embarca en una serie de experimentos más personales cuyo primer resultado palpable es el CD “Gemini Suite”, editado por El GoLem Discos. Este CD consta de 5 temas instrumentales bastante largos y grabados íntegramente por él. Para ello ha hecho uso de una caja de ritmos, su guitarra y efectos sonoros sintéticos. El sonido que ha sacado a la caja de ritmos es bastante orgánico, imitando directamente lo que podría haber hecho una batería y un bajo reales, así que no tiene nada que ver con la música electrónica (salvo en algunos momentos). Los efectos sonoros si aportan una cualidad más mecánica y fría; quizás ese sea el principal problema que le veo a un disco de este tipo, falta lo que creo la necesaria interacción entre músicos y el diálogo que se crea. Sisto se sumerge en un mundo interior y cerrado que puede resultar muy interesante, pero al final no puedo evitar el tener presente hasta que punto es un simple experimento de algo que promete, pero que tiene mucho camino que recorrer. Evidentemente la parte que concierne a la guitarra es impresionante, pero la sección rítmica se me hace bastante monótona y los temas se resienten por ello. Prefiero mil veces una banda de rock de toda la vida. De todas maneras, como digo, como primera muestra de lo que Sisto puede hacer por esta vía no deja de realmente interesante.

Artículo de Antonio Ramírez

Bonus: Demo completa "Vuelvo a tu mente" de Fuzz Machine editada en 2002.

1. Mientras te vas

2. Vuelvo a tu mente

3. Reptil espacial 

4. Astro Vodoo

 

 



 

martes, 5 de marzo de 2013

Jefferson Starship: Golpes contra el Imperio.



Artículo de Antonio Ramírez
   Hacia 1970, el mensaje anti-violencia y hedonista de los hippies ya había perdido mucha fuerza y empezaba a ser considerado cosa de ingenuos y trasnochados. No es de extrañar que muchos de los artistas y músicos que durante los 60 habían servido como estandarte de ese movimiento reflejaran a su vez un cambio drástico. Su público y ellos mismos habían sido objeto de una paulatina absorción por los intereses económicos que los había convertido en productos comerciales sujetos a la moda, restando validez de las aspiraciones sociales y políticas del movimiento hippie. Por otro lado, el ambiente de paranoia debido a la creciente represión política y policial, más las consecuencias de tantos excesos cometidos, especialmente con las drogas, comenzaban a pasar una elevada factura en todos ellos.


Así ocurrió con Jefferson Airplane, una de las principales bandas californianas que simbolizaron el Verano del Amor. En 1969 el grupo se encontraba al borde de la ruptura tras editar Volunteers, su disco más politizado hasta la fecha. Habían alcanzado un gran éxito con su mítica actuación en Woodstock, pero apenas unos meses después sufren un incidente en el festival de Altamont, donde en pleno concierto Martin Balin, vocalista, es atacado por unos ángeles del infierno que hacían de peculiar fuerza de seguridad, todo esto poco antes de que uno de ellos asesinara a un espectador durante la actuación de Rolling Stones. Debido a este suceso y a la mala relación con sus compañeros Spencer Dryden decide dejar su puesto a la batería, marcando así el inicio del fin de la formación más clásica de la banda.


En 1970 la actividad del grupo es casi nula, solo componen dos temas nuevos para un recopilatorio y entran en un proceso de disolución que desemboca en el abandono a comienzos del siguiente año de Balin, sobretodo debido una fuerte rivalidad por el liderazgo del grupo. Por su parte, Jorma Kaukonen y Jack Casady, guitarra y bajista respectivamente, se marchan a Europa para hacer una larga gira con Hot Tuna, su proyecto paralelo, al que cada vez dedican más tiempo y energía. De esta manera solo quedaban Paul Kantner y Grace Slick, los cuales habían iniciado una relación sentimental que tendría como fruto el nacimiento de su hija, China, en enero de 1971. Ambos se mantendrían como el núcleo permanente de Jefferson Airplane, aunque el grupo como tal quedaría en suspenso hasta 1972 cuando sacan un nuevo disco con algunas nuevas incorporaciones en la formación. 


Mientras la banda sufría este parón Kantner decide entonces coger unas demos que había grabado con Grace Slick tras la edición del Volunteers. Eran ideas para el siguiente LP de los Jefferson, pero dada la situación del grupo optó por usarlas como base para un nuevo proyecto: montar con varias bandas californianas una gran obra conceptual en torno a la ciencia-ficción y plasmarlo en un escenario por todo lo alto, algo así como un gran circo multimedia de luz y sonido, aunque al final simplemente se conformó con grabar un disco echando mano de una gran cantidad de amigos provenientes de otras bandas. 


Kantner siempre había sido un gran aficionado a la literatura de ciencia-ficción. Educado en una escuela militar católica, tuvo acceso de pequeño a los libros de C.S. Lewis, especialmente a su Trilogía Cósmica, una obra donde los viajes espaciales son una mera excusa para hacer proselitismo de la teología cristiana. Después de eso siguió leyendo a otros autores clásicos, manteniendo y creciendo su afición durante años.


Kantner ya tuvo ocasión de reflejar su obsesión por la ciencia-ficción en algunos temas de los Jefferson, como es el caso de la post-apocalíptica “Wooden Ships”, coescrita con Stephen Stills y David Crosby. También para el tema “Crown of Creation” había tomado como base un texto del escritor John Wyndham, autor de la mítica novela catastrofista El día de los Trífidos. 



Pero en este nuevo disco deseaba dar un paso más y hacer algo más ambicioso, para ello quería adaptar algunas de las ideas del escritor Robert A. Heinlein, muy de moda en esa época a causa de su novela Forastero en Tierra Extraña, donde se trata de forma abierta temas tan en boga a finales de los 60 como es la expansión de la consciencia o el amor libre. Se puso en contacto con el popular escritor para pedirle permiso y al parecer Heinlein accedió de buena gana con el argumento de que si bien mucha gente estaba usando sus ideas él era el primero que le había pedido permiso. 


El disco se llamaría Blows Against the Empire e iría firmado por Paul Kantner / Jefferson Starship. Conceptualmente se divide en dos partes, una primera cara con temas en una onda más cercana a lo que ya habían hecho los Jefferson Airplane, con la típica temática hippie de amor en los parques y de rebelión ante el gobierno conservador de Richard Nixon. Esta cara sirve de preparación para una segunda cara formada por la suite dividida en 6 cortes que da título al disco, con una temática utopista donde se nos narra la huida de un montón de hippies a bordo de una nave espacial robada al gobierno en busca de un planeta donde fundar una nueva sociedad. Es evidente que esta historia refleja una marcada huida de lo real, la primera aun mantiene un cierto apego a la realidad, con los tópicos hippies sobre la paz y el amor libre frente un presente que incluía Vietnam, una represión brutal en todo el país con asesinatos como los ocurridos en la universidad de Kent, secuestros, falsificación de pruebas por parte de la policía, espionaje o la vinculación del gobierno en todo tipo desmanes políticos y militares a lo largo de todo el planeta. Por su parte, la segunda cara refleja de una forma más clara un agudo escapismo por medio de la fantasía. De hecho, la obsesión de Kantner por la ciencia-ficción estaba llegando a unas cotas muy preocupantes. He aquí unas declaraciones del libro de Jesús Ordovás, El rock ácido de California, gracias a ellas podemos comprender hasta que punto se le estaba yendo la cabeza por esa época: “(...) hay que buscar la forma de salir del planeta. Hay millones de sistemas planetarios distintos, sería interesante llegar a ellos. Owsley podría construir esa gran máquina. Lo hizo con el ácido y lo está haciendo con el equipo de sonido de los Grateful Dead”. Hay que aclarar que el tal Owsley era un tipo muy popular en la comunidad hippie, pues había logrado producir inmensas dosis de LSD para distribuirlas gratuitamente.


Aun así, pese a todas las críticas que pudiéramos hacerle a la ingenuidad que animan las letras de este disco, es imposible no admitir que tienen un encanto muy especial, toda esa utopía adornada de ciencia-ficción kitch y la romántica negación de una realidad aplastante tiene algo que produce mucha melancolía, como si fuera el reflejo de un amago de revolución que nunca llegó a ocurrir. 


Para sorpresa de muchos el disco fue nominado a los premios Hugo de ciencia-ficción de 1971, uno de los más importantes de los que se conceden dentro de este género, y aunque no llegó a ganar el premio queda el honor de haber sido el único disco de rock de la historia en competir por este premio.


Dejando a un lado la temática del disco y centrándonos en lo musical, podemos decir sin temor a exagerar que estamos ante una de las cimas del denominado “west-coast rock”. Se trata de un verdadero tour de force, altamente refinado y con infinidad de matices que solo se aprecian tras numerosas escuchas, así como una muestra de esa espontaneidad hippie que muchos de los grupos de la zona querían encarnar. 


Por lo demás, no estamos ante un disco excesivamente rockero, salvo por algunos momentos muy potentes la mayor parte del disco se basa en guitarras acústicas, piano, percusiones suaves y sutiles punteos de guitarra eléctrica, más algunos efectos de estudio entre canción y canción, y por supuesto las maravillosas voces conjuntas de Kantner y Slick, siempre apoyados por los coros de algunos buenos amigos, como David Freiberg o Graham Nash. La grabación tuvo lugar en los famosos estudios de Wally Heider en San Francisco, un lugar óptimo pues era muy conocido por los músicos de la zona. Dado que todos los que participaron eran amigos fue posible transmitir una atmósfera de espontaneidad e improvisación propia de una larga jam sesion.


Como decíamos es un disco conceptual, pues además de la temática todos los cortes están prácticamente fundidos entre si mediante efectos de sonidos que pretenden simular el ruido de motores de naves espaciales y cosas por el estilo. Al parecer, algunos de esos efectos fueron extraídos de viejas películas de ciencia-ficción. El resultado es un disco que parece una sola y larga canción y que como tal merece ser escuchado de un tirón para ser disfrutado de veras.



El LP se abre con “Mau Mau (Amerikon)”, sin duda el corte más electrificado y potente del disco, el cual va subiendo de intensidad hasta un final de infarto. Se trata de un tema sin bajo, esta función la cumple la guitarra rítmica de Paul Kantner afinada de forma muy grave, los punteos son cosa de Peter Kaukonen, hermano de Jorma (guitarrista de los Jefferson). La batería corre a cargo de Joey Convington, el cual se mantendría como nuevo disco para Jefferson Airplane. Las voces de Kantner y Slick suenan maravillosamente conjuntadas.


El segundo tema, el delicioso y muy breve “The Baby Tree”, es obra de la cantante folk Rosalie Sorrels, el cual es interpretado por Kantner cantando y acompañado solo por su banjo. 


El banjo reaparece en el siguiente tema, “Let's Go Together”, esta vez ejecutado por Jerry Garcia de los Grateful Dead, combinándose con la guitarra acústica y bajo de Kantner. Slick, además de aportar su gran voz toca el piano. A la bateria otro miembro de los Dead, Bill Kreutzmann. El resultado es un himno con un regusto prototípicamente californiano por su sonido alegre y florido.


“A Child is coming” es el cuarto tema. Mucho se ha hablado de que este tema es reflejo del embarazo de Grace Slick, pero al parecer fue escrito antes de este hecho. En un principio sigue la misma linea del anterior, en una linea muy acústica, aunque esta vez no hay percusión alguna, la función de base rítmica la cumple el magistral bajo de Jack Casady el cual había vuelto de su gira con Hot Tuna justo a tiempo para poder participar en las sesiones de este tema. En las voces colabora David Crosby, formándo un trio espectacular junto a Kantner y Slick. También colabora con unos toques suaves de guitarra.


“Sunrise” inicia la suite de Blows against the Empire, es un breve y bonito tema con Grace Slick cantando en solitario y que se une al siguiente corte: “Hijack”, un corte acústico donde ante todo destaca el maravilloso piano de Grace Slick combinado con la guitarra ácustica y algunos toques de eléctrica distorsionada de Kantner, creando así una atmósfera muy intensa y dramática. Como base rítmica las congas de Joey Covington y Graham Hash.


“Home” es un breve interludio de efectos obra de Paul Kantner, Phil Sawyer, Jerry Garcia y Mickey Hart. Son unos efectos bastante kitch, pero en realidad quedan perfectos para la atmósfera espacial del disco.


“Have You Seen the Stars Tonite” continúa la onda del anterior tema, casi es una continuación del mismo, pero aquí las percusiones son de Mickey Hart, David Crosby colabora a los coros y acústica. Jerry García toca la guitarra de pedal de acero, la cual estaba empezando a probar por esa época.


“XM” es un nuevo interludio de efectos que sirve de introducción a “Starship”, último tema de la suite y que en mi opinión es lo mejor del disco, pues de alguna manera resume y reúne todos los elementos del disco con toda su intensidad emocional. Ante todo destaca la colaboración de Jerry Garcia, con una magnífica guitarra eléctrica que logra resaltar sin dejar de ser sutil y sin romper con el carácter acústico del tema. También sobresale el bajo del veterano Harvey Brooks, el cual hace un trabajo increíble. Pero nuevamente, por encima de todos ellos, están las voces de Kantner y Slick, y un piano que suena realmente mágico y que los envuelve.


Es este un disco que sin ser psicodelia si que mantiene la atmósfera evocadora de muchos de los mejores discos de este estilo, pero en realidad no es sino una muestra de un folk rock altamente evolucionado que ofrece lo mejor de un trabajo donde se nota la alta afinidad entre los músicos, amigos todos ellos, algo que se transmite al oyente de forma instantánea. Por ello podemos verlo como una de las últimas muestras que encarnan el espíritu del movimiento hippie de una forma tan natural. Después vendrían más discos, como Sunfighter, la siguiente colaboración de Kantner y Slick al margen de los Jefferson, pero ninguno volvería a reflejar este sonido en estado bruto, esa magia de unos músicos que se pensaban la vanguardia de un cambio radical que estaba ocurriendo en su sociedad. Aunque como sabemos eso nunca llegó a ocurrir...